Probadita de Velódromo de Invierno, Juana Salabert (cuatro estrellas, alguien más lo leerá):
“Aguantaba cuanto le era posible, pero al cabo de un rato el miedo la doblegaba y se lanzaba a oscuras, pasillo adelante,y casi nunca llegaba a tropezar con las estanterías, porque de repente prorrumpía en chillidos y se hacía la luz por encima de su cabeza que ascendía muy deprisa hacia el techo, y era que papá la había tomado en sus brazos, y la alzaba en vilo con esa medio sonrisa burlona paralizadora de los monstruos que habitaban en los relojes del vestíbulo y en el carrillón de una torre cercana, junto a los grajos y a las cigüeñas del buen tiempo.”
viernes, mayo 09, 2003
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