miércoles, mayo 14, 2003

Ni hablar, en asuntos de demonología nada es definitivo. Demonios hay de todos colores y sabores; desde el verde Luzbel (según el medioevo) hasta los lúdicos chamucos de los cuentos. Así como maese Poe (reverencia) tiene su demonio de la perversidad, aquí, en esta H. ciudad, deambula el demonio de lo abrupto (demonio cuasi desconocido encargado de poseer a los microbuses). No sirve ser escéptico: micro baja por la avenida, subimos. Viaja a 10 por hora, dizque cazando pasaje, cuando abruptamente se detiene para hacer rodar a las víctimas que lleva en la barriga. Arranca, micro sigue a 10 por hora, sin aviso otro micro se acerca por la retaguardia. Abruptamente acelera, 120 por hora, rebasa, esquiva, pita, y los pasajeros se persignan. Y abruptamente hace parada en doble fila, como abruptamente le vale un comino si detiene la circulación, y sonríe ante sus sillones mugrosos y destripados que abruptos escupen hule espuma. (Esto se repite muchas veces) Y sí, se le cierra a la camioneta roja quien abruptamente le mienta la madre (nótese que la posesión es contagiosa). En fin, buscaré en mis libros algún spell de exorcismo. (El arroz está listo y el pescadito hace sshhhhh. A comer.)
PD: Agradecemos a la ruta 57 la posibilidad de este post.

No hay comentarios: