Justificaciones del adicto: lo he intentado todo, los prendo y no me los fumo por lo que supongo que sólo me fumo la mitad, no todos los de la cajetilla como dicen por ahí. No fumo tanto. También los escondo, para que me dé flojera buscarlos, aunque luego me desespero y abro otra cajetilla. Al final hay cuatro abiertas por toda la casa (las muy ofrecidas), a donde me mueva están ahí, con sus cilindros humeantes y siempre agarraditas de la mano de un encendedor (¿cuántos encendedores tengo?). Muchos odian que fume (mal por ellos); yo odio que odien y me señalen con su dedito acusador: te vas a morirrrr, te vas a morirrrrr. Qué chistosos, si eso ya lo sabía desde antes. Ellos: ¿pa qué jodidos fumas? Yo: pa colorear el viento.
domingo, mayo 18, 2003
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