Leí un post sabatino de marian; tiene una hermosa edición de Alice in Wonderland, y además de su incunable habla de su lectura con cierta pasión compartida. La gente adicta a Alice es cómplice. (Rax también ama el mundo tras el espejo). El eco para invitar a nuevos adictos es inevitable.
Y si las letras asustan, están los ilustradores de esta obra (no sólo el original); las variantes son entrañables e imagino que surgirán nuevas mientras alguien lea este libro.
martes, julio 29, 2003
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