domingo, julio 06, 2003

Pollos, encore: En nuestros prejuicios se esconde, y regodea, la ignorancia; deben ser siameses o huevo de doble yema (blanquillo, para seguir inmaculados). Aprovecho la petición de rod j. m. para traer a dos emplumados más. Siempre creí que lechuza y búho eran lo mismo, total, tienen plumas, pico y ojos de plato. ¡Herejía! Así me hizo sentir mi hija, como candidata a la leña verde. Ella AMA a los pollos. Correción, no es amor, es obsesión. A san Pollo gracias, así no sigue mis impíos pasos.
Es la lechuza, y no el búho, la que simboliza la sabiduría, legado cultural de los griegos y su mítica Palas Atenea (Minerva, pa los romanos). Una especie de esta ave lleva el nombre de la diosa, lechuza de Atenea, ave que es efigie de las monedas griegas desde la antigüedad. Nótese: las lechuzas, y mochuelos, no tienen cuernitos en la cabeza:

moneda griega

El búho fue uno de los animales descritos en los bestiarios medievales; se le relacionaba con los muertos y el más allá; era emisario de la muerte y perfecta alegoría del pecador. El búho habita en cuevas (bestiario dixit) así como el pecador se encierra en la sombra de sus pecados y se niega a ver la luz divina. El plumaje intrincado y vistoso de dicha ave fue la alegoría perfecta de los pecados de la carne que envolvían (¿cálidamente?) al pecador. Y claro, un buen bestiario siempre era acompañado de hermosas iluminaciones:

Capitular, O (owl) medieval

Búho y lechuza. Lo que a primera vista parece una réplica, resulta el claroscuro entre vicio y virtud. Ni modo, al búho le tocó ser el badguy por un par de cuernos que no son mas que plumas alborotadas. No es gratuito, en el medioevo Lucifer tuvo su boom gráfico. Sea...

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