Los teóricos argumentan (a eso se dedican) que uno de múltiples factores que contribuyeron a la extinción de los libros iluminados fue la entrada en escena (será al obturador) de la fotografía. Se antoja encontrar un miniaturista por ahí que tuviera el oficio, el tiempo y la tarifa adecuada (la laminilla de oro no es barata) para pedirle que ilumine un libro. Enfin, tampoco incluir fotos es barato.
Los caracoles son retratables; no sólo con lentes y pinceles, también con palabras. Los caracoles son viejos amigos, por ello uno sonríe cuando encuentra un texto sobre ellos. Lo leí hace muchos días y lo imprimí. Mejor lo guardamos aquí: del blog de morcillo
martes, julio 08, 2003
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