viernes, diciembre 31, 2004

último de 2004

Este post es el intermedio de visitas y llamadas previas, y de llamadas y visitas por venir. Hoy habrá casa llena, hornos prendidos y voces rebotando contra las paredes. Este día podría ser el resumen de los días, esos donde una voz nos sorprende, donde la zozobra se diluye o lo sombrío crece. El resumen de todos esos días en los que observamos con nuestros ojos-lupas para engrandecer lo nimio o menospreciar lo que es grandioso. Ojalá tengamos muchos 31 de diciembre que son la promesa de un año más; un espacio temporal más para entender lo que nos rodea. ¡Feliz cena pa los aljibeños!

miércoles, diciembre 29, 2004

Los días de calma aparente, donde no hay cotidianidad que nos de eje, ni están los terceros que nos dan ritmo, son quizá los que contienen mayores movimientos. Ayer salí a cumplir ciertos encargos: uno de ellos era comprar plumines de distintos colores: metálicos y pastel para papel oscuro, y de colores no metálicos y no pastel para papel claro. Las grandes papelerías abundan en esta ciudad, lo que no encuentras en una debe estar esperando en otra, o en otra, o en otra. Caminé de un lado a otro (en esta ciudad vale más decir "de costa a costa"). Al final encontré casi todo (un libro llega hasta enero). Pero no adquirí todo lo que encontré: los poemas inéditos de Celan, recién traducidos, listos pa que yo los lea, tan caro el desgraciado.
Se me enterró esa sensación de caminar y caminar para entrar a un local que es similar al anterior pero cuyas variantes pueden pasar desapercibidas: en cada uno encontraba algo diferente, sin embargo tenía que continuar la búsqueda. Se antoja que toda búsqueda pudiera materializarse en un paquete de plumines. Ayer no me detuve hasta encontrar, aunque en otro plano estoy detenida: no busco, estoy quieta en una encrucijada sin decidirme a cruzar o a doblar la esquina. Lo que uno alucina con los fines de año.

lunes, diciembre 27, 2004

Existe un punto en esta ciudad que, por las noches, se transforma en embarcadero. Las luces son marea que llega al horizonte. Y uno quiere creer que los faros son anémonas y que los anuncios son el guiño de un pez abisal. Y en este embarcadero, que no lo es, a cierta hora el cielo clarea para exhibir la silueta de los volcanes que se sueñan continente por descubrir. La luna intenta despeñarse, que la incipiente claridad es el anuncio de su ojo-hermano. La luna, ciega, no logra acelerar su paso. El ojo de fuego la alcanza, la opaca, la esconde. El cielo se queda tuerto y bajo su mirada los coches, entonces veleros, zarpan. Rielan sobre las aceras mientras el vaho de las alcantarillas son las burbujas de peces imposibles. Y en otro punto de esta ciudad alguien escribe historias sobre marineros de cemento. El embarcadero se diluye y sol y luna siguen su camino.

jueves, diciembre 23, 2004



Estos pinillos en Patchwork funcionan como alegoría de la familia en esta colina: somos retazos de unas hilvanadas con otras. Esta Nochebuena-Navidad los hornos de esta casa están apagados. Cada uno ha jalado por su lado, a cada uno le toca cumplir con "su familia". Hasta a los hijos les toca ir a la casa paterna, la del ex. Todo lo anterior ya es una tradición. Los integrantes que solían ser los comodines en estas ausencias ya no están. Se huyeron al más allá. Esta vez iré con otra familia, otro núcleo, bastante entrañable, alegre y jacarandoso. Las familias ajenas pueden ser más adorables que las "familias políticas" (la que tengo ahora es re malvibrada).
Estas fiestas siempre son referencia a aquellas de infancia: uno recuerda anécdotas, carencias, creencias, aromas, rostros... y uno pretende (en mi caso) que las presentes sean lo más similar al recuerdo idealizado. Si no fui allá, o me quedé acá, es porque no estoy dispuesta a perder ese saborcito dulce de las fiestas. ¡Felices fiestas pa los aljibeños!

lunes, diciembre 20, 2004

--¡Basilisa, Basilisa! ¡Haz la comida, barre la casa, trae la leña, ordeña las vacas, y date prisa, no pongas esa cara, que parece que vienes de un entierro!

No. No es la historia de Cenicienta, ni un plagio. Es un extracto de un cuento ruso. ¿Quién fue primero? ¿Basilisa o Cenicienta? Responder a estas preguntas provoca el mismo dilema que aquél del huevo y mamá gallina.
Algo que me gusta de la literatura tradicional es su calidad de universal: esas coincidencias, esos personajes rebautizados una y otra vez, esos arquetipos. Así, en mi perpetua estupidez, imagino que todo y todos provienen del mismo huevo (puesto por un gallináceo dios); y andamos por el mundo fritos, revueltos, pochés, con jamón, tibios o cocidos.
Qué cool, todos primos-hermanos. (Aquí podemos cantar It´s a small world, agarrados de las manos y con los encendedores en alto).
Pero ni madres. Ni Basilisa, ni Cenicienta ni la Gallinita de los Huevos de Oro existieron. Pura imaginería.



Pero en la imaginación Basilisa tenía una muñequita mágica que funcionaba si se le daba de comer. El sábado alguien querido me regalo una muñequita, sólo que ésta es anoréxica. Aunque, tal vez con agüita baja en sales nos cumpla nuestros deseos. En lo que ocurre, Basilisa La hermosa puede leerse allá, en el cielo azul. Es una historia coleccionable.

jueves, diciembre 16, 2004

nuevo producto nuevo

¿Cansado de los buenos deseos?
¿harto de planear cenas interfamiliares?
¿síntomas de piñatafobia y ponchefobia?
¿obsesión con electrocutar pavos?

¡Deje de chupar limón!
¡Disfrute las fiestas y sonría al 2005!



productos JELIcidad&Mergruen Inc.
lanzan al mercado su jo-jo-jo innovador:

¡¡en 4 sabores navideños y sólo-sólo-sólo para usted, JAPIFIESTA!!



pd: el slogan, lo olvidaba: porque lo importante es usted.
pd2: papá Nöel forever, ja.
pd3: quiero chamba en una agencia de publicidad, gracias.

miércoles, diciembre 15, 2004

La tradición dicta poner un arbolito natural, por lo menos la intransigente tradición de esta casa. Este año los árboles salieron a la venta el día de la Revolución (20 de nov). Ya no hay árboles. La tradición también dicta poner el arbolito natural y navideño el 8 de diciembre y no por Concepción sino por otra tradición, más antigua, que proviene de la infancia.
Hoy es quince y en esta casa no hay ni una esferita. Ya no hay árboles. El cierre laboral estuvo y está en números rojos; los números rojos no afectan los gastos básicos pero sí mis trivialidades festivas, y todas las trivialidades sinónimo de divertimentos.
Pinche tradición. Estos usos y costumbres son arma de dos filos. Bastaba tener un arbolito artificial para sacarlo de la caja, sacudirlo y ¡vòila! Las opiniones aquí son encontradas:
La hija dice: No hay árbol ¿qué importa?
El hijo dice: No hay árbol... (silencio de quien ha visto un espectro)
Mamá dice: No hay árbol... (silencio y pensando seriamente en ir al jardín comunal y chingarse un pinito que acaban de sembrar).


Enfin, en lo que aprendemos a ser como la hija para no ser tan aprehensivos, o terminamos con la tradición, puede que cuelgue las esferas y las lucecitas en los libreros, total, son árboles procesados... los dioses arbóreos me están cobrando la cuenta.

lunes, diciembre 13, 2004

Imagino el paso del tiempo como la estadía en un teatro: están el escenario, el proscenio, las butacas, las luces e infinidad de tramoya. Nunca la obra estará tan cargada de adornos como en la infancia; aún en la más trágica, la niñez tiene ese privilegio, el de embellecer y volver mágico lo que toca. Pasan los días, los años, y el teatro se queda cada vez más vacío y más desnudo. Entonces descubrimos las formas reales y, en consecuencia, los vacíos que antes disfrazaban los reflectores y las lentejuelas.
Llega el momento en que nos quedamos sentados en nuestra butaca sin más espectadores que nosotros mismos, hasta que alguien o algo apaga la luz. La mayoría de las personas se quedan en la oscuridad o abandonan. Los menos se empeñan en buscar el interruptor y en recubrir una vez más el esquelético lugar. Y en ello se les van los días.
Y ocurre que ese alguien o algo apaga la luz una y otra vez. Mas los menos se empeñan en buscar el interruptor para revestir de luces y fantasía lo antes descubierto, aunque la oscuridad y la certeza de las formas siempre les provocan espanto. Sólo a veces el cansancio los deja quietos, sentados, con la duda de si en realidad tiene sentido aferrarse a aquel interruptor. Pero los menos suelen ser tristemente necios. Aunque tarden seguirán recreando.

domingo, diciembre 12, 2004


La Guadalupana, de J. G. Posada


Ayer, mientras regresábamos a la ciudad, rebasábamos un sin fin de procesiones que andaban a la orilla de la carretera. La velocidad del camión contra los pasos en la oscuridad de los feligreses acentuaba la fragilidad de sus cuerpos. Temí que algún coche desbocado arremetiera contra esa hilera de hombres, mujeres, niños, cuadros y figuras de la virgen de Guadalupe. Al entrar a la ciudad, se podía ver como las procesiones más adelantadas doblaban por una de las avenidas en dirección a La Villa.
Ya en casa, a la medianoche inició la estridencia de los cohetes. Aún permanecen los rituales y los viajes iniciáticos, como en otras épocas y bajo otros rostros divinos. Sería un acto de ignorancia afirmar que todo es producto del fanatismo, aunque la fe y este último esten divididos por una delgada línea.
Me empino en mí misma para encontrar ese dejo de motivación, de esperanza, de fe o como se le quiera nombrar. Ese motor que nos hace despertar, andar, recorrer y buscar, que en este día para muchos está en una imagen. Me empino más y más, lo más seguro es que me despeñe y allá abajo siga escuchando los cohetes que suenan a intervalos cada vez más largos.

jueves, diciembre 09, 2004

cuentos del Roderico III

Ni qué decir, la historia de Roderico con la bailarina aquella estaba estrellada, y no como noche titilante de estrellas sino como huevo suicida. Mi mayordomo, como buen enamorado rechazo, pasó por varias pruebas para ganarse el corazón (que en realidad era una punta de mondadientes) de aquella ingrata.
Se dedicaba la canija a dejarle, en el cuaderno que la vio nacer, exigencias escritas en Post it amarillos: "No me gustan tus cuencas, cómprate ojos. No me gustan tus dibujos, regálame lentejas. No me gustan los poemas, escríbeme un cuento". Y bajo esta lluvia de imperativos Roderico se ahogó. Y eso es un enamorado no correspondido: un ahogado verdiazul, que se arrastra en el fango buscando la respuesta a su desamor en las corazas de los crustáceos.
En estas historias amorosas los finales son clichés: la amada termina corriendo a los brazos del amado, o el amado mata a la amada, o la amada escapa con otro amado, o todos los amados y amadas mueren o se van a un monasterio.
Roderico no detalla cada humillación, digamos que no se regodea en su desgracia. Lo único que guarda, en su bolsillo derecho, como prueba fehaciente de aquellos días es un par de ojillos que ahora usa para ver de noche y en el día son útiles como canicas.


martes, diciembre 07, 2004

La política es como una caja de música: llena de engranes, resortes, tornillos y alambritos que en conjunto forman un mecanismo que fascina y que nos invita a descubrir el hilo negro. Se mueve, suena, hechiza pero pasado el tiempo la tonadilla es una mera repetición ad infinitum (aunque en ciertos casos la cuerda se rompe). El aljibe no era un espacio para blasfemar sobre "grillas" ni para dirimir sobre la desmemoria histórica de un país y la tibieza de sus moradores. Hasta ahora.
La barra de blogger que a tantos incomoda es en realidad un portal a la dimensión desconocida. Comprobado. Se me ocurrió usar el botón de Next y, a dos clicks de distancia (secuencia que no se repite, cuestión de suerte), encontré el blog de los Blogs for Bush '04. Y me dije: "Mi misma, que por eso ocurre lo que pasa, que hasta en bloguilandia la conscientización política es una". Este pensamiento parece un absurdo, no lo es, hay que buscar su sentido político entre líneas (que ahí es donde el sentido político se esconde, a huève).
De este Blog de Blogs for Bush tomé mi botón que ya habita en mi carpeta de coleccionables:


No hay duda que la Libertad de Expresión inspira y, aunada a los últimos acontecimientos políticos de este país --o del que sea--, me parece políticamente sensato añadir mi granito de arena a la playa de la sinrazón (nótese que imagen tan justa para tal empresa). Desde ya debemos decidir qué "Blog de Blogs for" enarbolará nuestra postura. Y en la pasarela:

el rey sin reino que reina.



es un peje, cualquier parecido con una barracuda es mera coincidencia.



Alabado sea.

pd: No hay botón del PRI, pues ese ganará en el 2006. Resignación.

lunes, diciembre 06, 2004

El símil más común para una nube es el algodón; y si andamos cursis o buscando una canción de cuna, el algodón se convierte en azúcar. Es también común buscar formas en las nubes, o apostar a su color para decir si lloverá o podremos salir a tostarnos la dermis.
Pero hay nubes aciagas y no precisamente de algodón, ni de azúcar ni de vapor de agua. A estas "nubes" se les conoce como enjambres: de abejas, de moscas, de mosquitos o de cualquier otro bicho (humanos incluidos). Por ejemplo, está el enjambre de jejenes que terminan en nuestra boca, nariz y ojos: una experiencia inolvidable. También tenemos el enjambre de abejas que, si se trata de "africanas" y en la gran ciudad, inevitablemente va acompañado de un camión de bomberos. Y están los que anuncian enfermedad (psicosomática, aclaremos):
Desde el otro día traigo una gripe, que no es gripe; es más una alergia a lo que me rodea pero que se manifiesta, aleatoriamente, en la nariz y en la cajita de pañuelos desechables. Y fue a raíz de caminar a través de un enjambre de moscas que zumbaba en un trecho de la avenida. No se me antojó averiguar qué diablos hacía ahí el susodicho enjambre, si había por ahí un cacho de carne muerta o no, pues me limité a contener la respiración. El caso es que lo atravesé, estoica, ya que era más seguro que bajarme de la acera o intentar cruzar, sin semáforo, a la otra orilla.
Soporté sus ruidillos y su estupidez al estrellarse contra mi cara, y el cómo transformaron mi visión de la calle al fragmentarla con un montón de puntitos negros con alas. Pero la autosugestión es un enigma y en mi caso habita en las mucosas. De hoy en adelante tendré cuidado de las nubes, de los enjambres, de las hordas y/o de las parvadas. Aunque en esta ciudad librarse de cualquier tipo de conglomerado es casi imposible.

viernes, diciembre 03, 2004

Opera 7 screen capture {float: left; margin-right: 0.5em}Debería existir un medidor para saber cuántas horas-saliva hemos dedicado a rumiar con ayuda de un chicle. De todos los chicles masticados, algunos contienen una historia: está el que nos acompañó a la cama porque olvidamos, o no queríamos, escupirlo. El chicle ingrato, en algún momento de la noche, salió de nuestra boca y, friolento, buscó cobijo en nuestra cabellera. La consecuencia, al siguiente día, aguardaba en el filo de unas tijeras que cortaron el mechón asfixiado por la goma de mascar.
Otros chicles, aunque ajenos, terminan en extraña comunión: e trata del huérfano que alguien arrojó a la acera y que, bajo los rayos del sol, tomó la consistencia idónea para pegarse en la suela de nuestro zapato. Cuando nos atrapa primero exclamamos Amén, temerosos de estar siendo tragados por el infierno, pero pronto el amén se transforma en una mentada pues alejarse de un huérfano es casi imposible.
Y también están las historias de pérdida, las más ocurridas en la escuela. La escuela es el acérrimo enemigo del chicle. Maestros, directores y prefectos tenían, y tienen, la fijación de observar las bocas de los pupilos: ¡tienes chicle, tíralo de inmediato! Nunca entendí, ni entiendo, su afán de controlar el instinto vacuno del alumno. Nada como un chicle para aprender el estado de ensimismamiento tan necesario para descubrir otros territorios del pensamiento en los que se aprende todo aquello que nunca encontraremos en la tiza y en el pizarrón.
Años ha que no masco un chicle, mis piezas dentales de porcelana lograron erradicar uno de mis vicios. Pero queda convocar a otros para que masquen e inventen minificciones para esta convocatoria.

miércoles, diciembre 01, 2004

Opera 7 screen capture {float: left; margin-right: 0.5em} Según los cánones de las vanguardias, el expresionismo buscaba manifestar el estado del artista ya no a través de los elementos "reales" sino valiéndose de todo aquello que estuviera a la mano --en el seso-- del creador. En esta ilustración de Víctor Slama logro entender el trasfondo político, la ebullición de los años 20 que sería sólo antesala para un siglo telúrico. Pero no sé quién o qué es el espectro amarillo que acecha: ¿la clase reinante, la burguesía, la industria, el hambre, la guerra, la represión? Tal vez algún día me tope con la explicación erudita sobre esta imagen; mientras, la esencia de este cuadro (el monstruo yema) se adapta a mi noción de pesadilla, tanto onírica como real. Y justo soñé con un monstruo-yema, con su esencia: un tipo intoxicado que me perseguía por calles desiertas, violencia in crescendo, y que terminó acorralándome en un jardín cercado. Excluyendo mis sueños de acción tipo Arma Mortal I, II, III y IV, esta es la tercera vez que sueño que mato a alguien. Y dicen que la tercera es la vencida, en este sueño no maté por ira, sino por terror. La diferencia pareciera que se materializa en el pincel de Slama.

lunes, noviembre 29, 2004

Imagino al espíritu como un pulpo que sólo en su elemento puede poseer la consistencia necesaria para ir de aquí para allá y ejercer sus cualidades. Si está lejos de su hábitat se convierte en una plasta informe incapaz de cualquier cosa, hasta de respirar. Deambula con sus ocho tentáculos repletos de diminutas ventosas que se antojan ventanas para explorar, descubrir y encontrar. La percepción del pulpo se multiplica en cada una de ella y si está a disgusto en alguna situación, suelta un chorro de tinta y huye veloz.
Pero no existe nada más decadente que un pulpo que, además de estar fuera de su elemento, ha perdido todos sus tentáculos: es una pequeña plasta sin extensiones, sin siquiera la posibilidad de desparramarse, desesperado, en la superficie. Más un trapo mojado que comienza a enlamarse que un ente hambriento de palpar todo lo que le ofrece el rededor.
Así hay días, de pulpo mutilado. Y queda el consuelo de saber que a los pulpos reales, en caso de perder alguna extremidad, les vuelven a crecer los tentáculos. Imagino que al espíritu-pulpo le ocurre igual. Veremos.

jueves, noviembre 25, 2004

cuentos del Roderico, II

Y sucedía que el ex jefe de Roderico, además de ser monero y desempleado, también era minimalista. Esto último no se debía a una postura estética sino a su falta de talento. Se rumoraba que en realidad era contador pero vivía aferrado al aroma de la tinta y a toda hora cargaba alguno de sus 33 cuadernos de dibujo que llenaba, frenéticamente, con sus garabatos.
Una de las tareas de Roderico, en aquél estudio hechizo, era la de sacudir, hoja por hoja, aquellos cuadernos preciadísimos para el monero-contador. Maldito el día en que mi mayordomo abrió el ejemplar aquel que despedía olor a mostaza (por quedarse olvidado 5 horas en un carrito de Hot Dogs). Ahí vió a la dichosa bailarina, por primera vez --en el cuaderno, no en el carrito--, tan frágil y estilizada como un moldadientes.
(Dato dramático: En este momento del relato a Roderico, de sus cuencas, le escurre algo que llamaremos lagrimillas).
Sí, se enamoró, como si una tachuela se le hubiese clavado en su óseo corazón. Roderico pudo robársela en ese momento arrancando la hoja de aquél cuaderno de perdición; pero él es fiel y mayordomo, nunca vándalo ni truhán.


no se equivoquen, la ingrata es la de la faldita rosa


Y a partir de ahí empezaron sus noches de desvelo, de horas dedicadas a dibujar y colorear peces floreados, árboles con manzanas y pastelillos coronados con cerezas. Dibujó todo aquello que se encuentra en el catálogo del dulce enamorado y, palabras suyas, con mejor pulso que el monero-contador.
Pero ocurre que hay historias sin estrella, y la de Roderico estaba despuntada. Aquel conjunto de palitos, o sea la bailarina, no bien encontraba un dibujo de Roderico se apresuraba a tachonearlo con sus patitas para enseguida huir y perderse en las hojas del cuaderno.

martes, noviembre 23, 2004

cuentos del Roderico

No sé si es porque siempre está zangoloteando la cabeza, como si marcara el compás de una buena cumbia, o porque a toda hora está sonriente; el caso es que yo asumí que Roderico siempre estaba feliz, alegre y jacarandoso como castañuela. Mi intuición a ratos me falla --pocas veces he de presumir-- pero cuando se desorienta el error es garrafal.
De entrada, resulta que la cabeza le bailotea de esa forma porque en algún momento de su historia perdió las vértebras del cuello. Lo que sostiene su cabeza (mejor dicho, su calavera) es el tocón de una escoba que por más que lo ha tallado para darle forma no ha logrado ajustarle el juego.
Lo de la sonrisa perpetua es otra cosa, cualquier hijo de vecino se puede percatar que en ese teatro no hay telón para cerrar. Se me antoja, entonces, que los labios son un trozo de carne que se asociaría mejor con la tristeza y la melancolía que con la jocosidad. Bueno, de la lujuria los labios son socios certeros, pero esa es otra historia --más candente y ensalivada-- y nada tiene que ver con los intentos fallidos de mi mayordomo por hacerse de unos labios.
Según cuenta, una vez lo intentó con migajón remojado en leche pero lo único que ganó fue un ataque despiadado por parte de una parvada de pájaros. Ya lo decía yo, esas cosas emplumadas sólo sirven como emisarios o para ser rostizados. Su segundo intento fue con plastilina epóxica --nada apetecible para los pollos y muy dócil para moldear-- pero al endurecerse el pobre Roderico deambulo por días con una mueca absurda que nada tenía que ver con una sonrisa. Experimentos posteriores, por demás pintorescos, lo hicieron desistir. No se lamenta del todo pues dice que no hay nada mejor que los dientes pelones para disimular el desamor.
Mi necedad, o necesidad, de tener un mayordomo me impidió leer con curiosidad y morbo el curriculum de Roderico: su último trabajo fue en el estudio de un monero desempleado; y ahí fue donde se le fracturó el corazón (sí, fracturado, que su corazón es de hueso y late tuétano todo el día).
Pero ya es tardísimo y la prudencia aconseja no alimentar mis insomnios otoñales. Ya contaremos la historia de la bailarina aquella...

domingo, noviembre 21, 2004

Asombra cómo "un todo" puede estar contenido en unos versos. Y para no quedarme sólo con fragmentos en el tag, vénganos tu reino. De F. G. Lorca (y de dónde vino la palabreja y de por qué "el aljibe"):

Infancia y muerte

Para buscar mi infancia, ¡Dios mío!
comí naranjas podridas, papeles viejos, palomares vacíos,
y encontré mi cuerpecito comido por las ratas,
en el fondo del aljibe y con las cabelleras de los locos.
Mi traje de marinero
no estaba empapado con el aceite de las ballenas,
pero tenía la eternidad vulnerable de las fotografías.
Ahogado, sí, bien ahogado. Duerme, hijito mío, duerme.
Niño vencido en el colegio y en el vals de la rosa herida,
asombrado con el alba oscura del vello sobre los muslos,
agonizando con su propio hombre que masticaba tabaco en su costado
siniestro.
Oigo un río seco lleno de latas de conserva
donde cantan las alcantarillas y arrojan las camisas llenas de sangre;
un río de gatos podridos que fingen corolas y anémonas
para engañar a la luna y que se apoye dulcemente en ellos.
Aquí solo con mi ahogado.
Aquí solo con la brisa de musgos fríos y tapaderas de hojalata.
Aquí sólo veo que ya me han cerrado la puerta.
Me han cerrado la puerta y hay un grupo de muertos
que juega al tiro al blanco, y otro grupo de muertos
que busca por la cocina las cáscaras de melón,
y un solitario, azul, inexplicable muerto
que me busca por las escaleras, que mete las manos en el aljibe
mientras los astros llenan de ceniza las cerraduras de las catedrales
y las gentes se quedan de pronto con todos las trajes pequeños.
Para buscar mi infancia, ¡Dios mío!,
comí limones estrujados, establos, periódicos marchitos.
Pero mi infancia era una rata que huía por un jardín oscur´isimo,
una rata satisfecha mojada por el agua simple,
y que llevaba un anda de oro entre los dientes diminutos.

Federico García Lorca

viernes, noviembre 19, 2004

bifurcación

No, no se trata de una lengua viperina; sólo es la posibilidad del camino que se bifurca: o se van a las noches a trazar nuevos mapas o tocan a la puerta y cortan Flores Blancas. En resumen, mis posteos se fueron a otros lares...

pd: saludos a Shered y al portero que nos invitan a jugar.

jueves, noviembre 18, 2004

En realidad son muy torpes, con soplarles salen volando sin ton ni son. Por las noches, y con la luz prendida, me las topo por todos los rincones. Siempre las esquivo. Lo malo sucede cuando camino a oscuras, más de una vez he sentido sus cuerpecitos bajo las plantas de mis pies. Llevan años aquí, y hasta donde he podido observar, entran por la ventana de la sala.
No sé qué buscan esas hormigas inmensas, a veces creo que es comida pero entonces ¿qué hacen en los cuartos, en los baños, en los clósets, en el techo, en la pared? No sé qué diablos están buscando. Deduzco que su desasosiego ha aumentado porque ahora les da por inmolarse: encuentran un tarro de miel semiabierto y se despeñan. Uno las descubre poniendo el envase a contraluz, suspendidas en su espesa mortaja. El azúcar las engaña, él se nombra ámbar líquido que les promete la inmortalidad. No hay tal.
Yo termino colando la miel de maple y la de abeja, y las hormigas --sus cuerpos-- se van por el desagüe, todas pegostiosas. A ellas no les importa, continúan su búsqueda. Pequeñas pero inmensas, temerarias pero frágiles. Son alegoría que tiene el estatus de universal a la vez que de plaga.

lunes, noviembre 15, 2004

the milkman o el mago de la lactosa

No es lo mismo OIR el radio que ESCUCHAR el radio. Si trabajo con el seso (sí, a ratos lo logro) oigo el radio; si trabajo con las manos, lo escucho. Existe un promocional de presidencia, de esos donde se ensalzan los logros del jefe en turno. Parece que en este sexenio se ha logrado una prodigiosa fórmula de leche (que expende gratuitamente Liconsa) con la cual los niños crecen mágicamente. Esto último lo adivino gracias a la voz de una madre agradecida porque su vástago, en lo que va del sexenio, ha crecido fuerte y saludable (anuncio dixit).
¡Qué chingón! Imaginé un mago de Terramar, o mínimo un niño Potter, saltando entre vaquitas, varita en mano, reinventando la nutrición de nuestro jijo país tercermundista.
Escena: La fantástica fórmula láctea que acabará con la desnutrición mundial, vertida en un frasquito reluciente de diamantina, escondida en alguna cueva mística con un par de duendes a modo de custodios (los dragones ya no están in).
La única duda que me queda es: ¿a quién debo mentarle la madre?:
a. a los asesores, que desquitan sus sueldos con gusto y alegría.
b. a los creativos, que han de tener unos despachos monísimos.
c. a "todos junto ya"
d. a nadie, porque los radioescuchas seguro se tragan las aventuras del mago...

domingo, noviembre 14, 2004

Dice Roderico que debo querer creer (le gustan los infinitivos). Así nomás: creer. Que me deje de patetismos treintones y crea. "Creo, luego existo". Justo ahora acaba de encontrar un cuaderno rayado (de esos que descubrí en esta limpieza-de-casa-otoñal) pa que llene mi plantilla:
yo creo, tu crees, él cree, nosotros creemos, ustedes creen, ellos creen, yo creo, tu crees, él cree, nosotros creemos, ustedes creen, ellos creen, yo creo, tu crees, él cree, nosotros creemos, ustedes creen, ellos creen, yo creo, tu crees, él cree, nosotros creemos, ustedes creen, ellos creen, yo creo, tu crees, él cree, nosotros creemos, ustedes creen, ellos creen... cuando la termine, regreso a buscar burbujas. Mientras, leemos Se secaron los ríos redondos de sus ojos , allá en el sitio azul...

lunes, noviembre 08, 2004

últimos huesitos


tarot de Marsella


El arcano sin nombre, el número 13 de los mayores, representa a un esqueleto "vivo" que extermina lo manifestado sobre el color negro de lo no manifestado. Interactúa con el arcano El Loco (sin número en los tarots antiguos) al ser las dos únicas cartas cuyos personajes están en movimiento: fin e inicio se entrelazan, ambas cartas son la representación del movimiento perpetuo que resume la esencia del tarot.
Esta carta es el llamado a la transformación, a la ruptura de apegos, a terminar dependencias que detienen el fluir de la vida. Pero también es la invitación a la aceptación de la muerte, física y metafísica. Erradicar el temor a nuestra mortalidad conlleva a la liberación que permite vivir con plenitud.
Los cambios radicales en nuestro andar pueden ser resultado de nuestros deseos o de eventos exteriores. La cercanía de la muerte, en nosotros mismos o a través de un ser querido, nos permite conocer otros estratos del yo y de todo aquello que nos rodea. Aprehender este conocimiento depende de nuestra disposición al cambio.
***

Las flores de la ofrenda están marchitas y creo que el color del papel picado, que está en la ventana, está pronto a ser devorado por el sol. Se acabaron los huesitos, por este año. Se viene una semana de deberes. Las calaquitas harán meme.


tarot de las hadas

domingo, noviembre 07, 2004

Y ocurre que nos perdemos en las formas, ya no en su significado o en la palabra que las nombra. O en la necedad de develar misterios cuando el misterio verdadero es todo lo anterior. Nos quedamos con la materia que ocupa un espacio, y renegamos de lo inasible. En algún lugar alguien aprieta el botón de "Pausa".

jueves, noviembre 04, 2004

Hoy recordé una caricatura de Quino: Mafalda alienta a su madre quien, pañuelo en la cabeza y plumero en mano, limpia y limpia y limpia; Raquel (que así se llama la madre, eso lo sabemos por otra viñeta) algún día será la dueña de una polvareda (Mafalda dixit). Y recordé que de niña no me gustaba la imagen de Raquel: en su casa, guisando sopa y limpia y limpia y limpia.
Ahora tengo más tiempo para limpiar (gracias, desempleo), hasta puedo limpiar con un cotonete húmedo los botones de lo que se me pone enfrente; y vaciar cajones, darle brillo a la plata --ok, a las 3 piezas de plata que tengo-- sin que nada me apure. Podría decir que tengo más tiempo para leer, para escribir tonterías y para retomar MI proyecto. Entonces no sería Raquel. O postear sobre el inmenso arco iris que vimos hoy (arco completo), cosa rarísima en esta ciudad de nulo horizonte, y sobre su simbología: el de puente entre lo terreno y lo celeste, entre el aquí y el más allá. Y defender con mis ociosas lecturas un icono gastado que deja de serlo cuando lo vemos en el cielo (a quien no le asombre algo le falla en el cerebro). Y sería más Mafalda y menos Susanita.
Pero no. Hoy soy la dueña de la polvareda, que vierte hielos en el florero de la ofrenda para que ésta no se esfume, que lija el sarro acumulado en la regadera, que extermina la ropa sucia, que sí seca los platos con trapo, que guisa cositas ricas, que trae puesta una camiseta rota (y sucia) y que deja calaquitas:


Tomada por mi retina vigía, Felipe Huerta, allá en Coyoacán

martes, noviembre 02, 2004

calavera aljibeña



Desde ayer comemos pan de huesitos y calabaza en dulce; desde ayer prendemos las veladoras y nos sentamos sin más a ver nuestra pequeña ofrenda. Es efímera, sólo resiste unos días (hasta que el tufillo de las flores nos obligan a levantar el tinglado). Este año la Calavera le toca al aljibe; ya que si ésta no funciona quedan las Calaveras en Osiazul. Va:

Estaban los aljibeños
burbujeando sin parar
cuando la muerte reseca
su furia les fue a aventar:
¡jijos, crápulas del charco,
a mí me han de respetar
con este arpón y escafandra
ya me los voy a tronar!

¡Ah, qué calaca tan tonta!
ya hasta el fondo fue a dar,
se le olvidó que las carnes
son vitales pa' flotar.

Encabritada la flaca
de Nemo tomó el Nautilus
y con ruidos de matraca
lanzó torpedos y aullidos.

Bloguilandia ya enlutece,
el aljibe en trozos vuela:
te saliste con la tuya,
dulce calaca chimuela.

Allá en el Camposanto
reumática anda la muerte
por joder a los ahogados
se le reviró la suerte.
Palomita, anda, ve y dile
a la de los blancos sueños
que en los pozos de ultratumba
ya bailan los aljibeños.

viernes, octubre 29, 2004



Solemos usar elementos para nuestros rituales, o simplemente para nuestra cotidianidad; pero desconocemos sus significados o las historias que giran alrededor de ellos. Dentro de la ofrenda de Día de Muertos cada elemento tiene algo que contar. Y ya que todavía no monto mi ofrenda (ausencia de tiempo-dinero-esfuerzo), dejo algunos ingredientes por aquí:
LA SAL. Simboliza amistad y reunión, negarla es sinónimo de ruptura y enemistad. También simboliza la conservación y purificación. La ofrenda es re-unión entre vivos y muertos, y en ella la sal --como condimento-- restituirá los sabores a la comida ofrendada, mismos que fueron tomados por los difuntos. En algunas casas mexicanas, en los entierros, existe la costumbre de comer una pizca de sal antes de entrar al cementerio: la sal en nuestras bocas evitará que el alma del difunto (o de algún otro) se regrese al mundo de los vivos.
EL PAN. Es el símbolo del alimento esencial. Para los cristianos el pan de vida es Cristo, el pan sagrado de la vida eterna. El pan en la ofrenda es la evidencia de nuestra idiosincracia cultural. El pan representa la vida activa; su principio activo es la levadura; de ahí que el pan ácimo llame al estado contemplativo para la purificación interna mediante el sacrificio (la hostia es la heredera cristiana del pan ácimo judío).
El pan de anís, o pan de muerto, adquiere diversas formas; la más común es la de un domo coronado con huesitos, del mismo pan, y espolvoreado con azúcar. En algunos lugares se elaboran figuras humanas, animales, o guirnaldas de una masa más consistente (diferente al esponjosillo pan comercial).
EL PAPEL. Ya en la cultura azteca se empleaban el papel para elaborar vestimentas y figuras sagradas, entintándolos con hule derretido. El papel picado de las ofrendas es resultado del mestizaje: de España llegan técnicas antiquísimas de oriente (China, 105 a.C.) que son asimiladas por los artesanos mexicanos. El papel picado no sólo se utiliza en el altar, sino en fiestas varias. Cada pieza de papel picado exige horas de trabajo minucioso; el papel picado comercial (el que usamos) se realiza con suajes (y a destajo).
El papel simboliza la fragilidad e interactúa con uno de los elementos: el aire. Esta comunión da movimiento al altar y alegra la vista con sus colores y formas. En ciertos lugares se dice que el papel picado es una servilleta, o mantel hermoso, con el que los difuntos pueden limpiar sus bocas después de comer.
LA FLOR DE 400 PÉTALOS. Como toda flor, el cempasúchitl (marigold) simboliza la belleza de la vida y cuan efímera es; su color anaranjado se antoja el leif motiv de la ofrenda. Otras flores comparten la festividad: nubes blancas, crestas de gallo y terciopelos (púrpuras); y los aómaticos nardos que ahuyentan a los malos espíritus. Despojada o en maceta las flores señalan al elemento tierra (un puñado de ésta debe estar presente): la tierra como último destino del cuerpo material y final necesario para toda renovación (tierra fértil).
CRÁNEOS Y CALAVERAS. El cráneo, esqueleto de la cabeza posee una simbología diversa: es símbolo de sabiduría y elevación espiritual, es simple alegoría de la muerte, o promesa de renovación perpetua que acaricia la idea de la inmortalidad. Aún, en ciertos mitos, es némesis del universo: es el cráneo del gigante Ymir el que formó la bóveda celeste. Antiguamente los cráneos, de animales y rivales, se atesoraban bajo la convicción de que poseían las cualidades del sujeto. Todavía en los cuentos de fantasmas se preserva la creencia de que el cráneo es el hábitat natural del alma.
Este icono es testigo antropológico y camino abierto para la búsqueda del más universal de los enigmas: la muerte. Podríamos construir un osario de formas y letras de cualquier parte del mundo: apilar juntos a miquiztli (día del año azteca), a las danzas macabras europeas, al cráneo de Postumio que sirvió de copa, y al Jolly Roger de un corsario, y crear una nueva alegoría de humanidad donde las fronteras y las diferencias son apenas la astilla de un hueso:
La muerte, es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera. J. G. Posada


jueves, octubre 28, 2004

tic-tac entro y salgo, salgo y entro como aquel final de los cuentos en el que alguien se metía en un costal roto. tic-tac ayer no vi el mentado eclipse, el cielo estaba nuboso y ni siquiera llovió. Pero ahí estaba, aunque mis ojos no lo vieron, y no me sentó bien o simplemente es un buen estandarte del no sentirse bien. tic-tac ya estan listos los originales para ir a sacar copias; vámonos a perder el tiempo a la tiendita de la fotocopia. Ring, al rato doy una clase sobre el que escribe de brujas:

BRUJA
Raúl Navarrete

Luz que te duermes, bruja,
dame la mano, aprieta para saber de ti,
que ya crece la lumbre y habla el fuego
del día que se va, de aquel día dormido
que apareció una vez y nos tendió los brazos
como si nos quisiera a ti y a mí,
mientras tú estabas quieta y no volabas
con tu linterna verde hacia el lugar,
al tuyo donde ardías
acurrucada en los aleros
y llorando de pena
por el país, el tuyo, viejo y pobre,
sin quién te lo quisiera.
Dame la mano, vieja, luz que duermes,
y te hablaré de él. Dame la mano y oye
cómo voy hacia ti y cómo te cuento
de la vez que te vi, pegado a tierra,
volar, volar, desvanecerte con tu luz
cuando ya era nacido y ya podía verte
en mi propio país, el mío que ahora lloras
y que ha quedado solo desde entonces
sin quién le dé la mano.
Pero apriétate a mí mientras te cuento
cómo está tu país, cómo duerme la luz
en él y faltan pocos días
para que el fuego crezca
entre tus coyunturas,
las que te arrancarán
de modo que no vueles
y no hagas más tu seña.

martes, octubre 26, 2004

He pasado la noche y el día soñando los símbolos de otro, en mi necedad de entenderlos han invadido mis sueños, la cocina y los ojos de todo lo que rodea la colina. Están las centellas lejanas de una lluvia que acaso mojará los vidrios de la ventana, está el viento polvoso: el polvo sale de su escondite con unos días de sequía. Y está la vieja. No aquella vieja, sino otra vieja. Aunque tal vez sean la misma. La vieja vive donde vende tortillas ricas, grandes y redondas; las tortillas vienen de un lugar lejano a la colina. La vieja tiene un perro que más parece un mechudo sucio que animal. Hoy un perro grande atrapó a su perro. Lo arrastraba lento. La vieja, diminuta y encorvada como esa que es símbolo de alguien más, perseguía a los perros: golpeaba al grande para que soltara al pequeño-mugroso-viejo perro. Los niños la seguían, pero a distancia prudente; bien porque en cualquier momento perro grande mataría a perro pequeño, o bien porque perro grande se enojaría con la vieja. Gritaba tanto la vieja que la gente grande también se acercó: por fin alguien arrojó un par de cubetadas de agua a la maraña de perros. Al final todos gritaron ahuyentando al perro grande.
Tuvieron que trasquilar al perro mugroso, estaba empapado y seguro sentiría frío: dicen que el susto y el frío juntos no son buena cosa.
La vieja y su perro regresaron a la casa rosa que siempre ha de oler a tortilla recién hecha. Ella, diminuta y encorvada; el perro viejo mugroso pero sin pelo moviendo apenas el rabo, pero al lado de la vieja.
No quiero los símbolos esos del autor que leo, han invadido mis días.

lunes, octubre 25, 2004

Supongo que ayer que limpié la casa por descuido me aspiré, y ahí debo de estar, en la bolsa desechable de la aspiradora, entre pelusitas de todos colores, trozos de pan durísimos y algún brazo o cabeza de muñeco de Lego. Y seguro no puedo respirar bien, porque tanto polvo no es bueno para el pulmón. Por ello será que me duele el esternón. La espalda no me duele por el polvo sino porque allá, en la bolsa de la aspiradora, el espacio es reducido. Ojalá regrese pronto porque si "no me hallo" el inicio de semana, y la semana por supuesto, resultará caótica.
Ojalá. Porque imagino que la barriga de la aspiradora es un lugar mullido, polvoso y sucio, pero mullido. Y se me ha de antojar quedarme dentro para oír las historias del polvo, las aventuras de una uña, las lamentaciones de los vestigios de tabaco y las mentadas de una canica perrísima que no quiere estar ahí. Enfin, voy a llamarme por el tubo, gritaré fuerte, a ver si sí estoy ahí y regreso de una buena vez.

jueves, octubre 21, 2004

calaveritas

El 27 monto la ofrenda, en teoría; pero aquí, reciclando mi tramoya virtual, la ponemos a flotar. Allá en osiazul (el lugar de las cosas serias) subí una convocatoria. Ésta no tiene un fin meramente lúdico, tiene la intención de preservar y compartir una tradición: para saber qué es una Calavera se lee esto; si ya se sabe pero existe la curiosidad de ver unos impresos de Posada, se lee el mismo apartado.
Enfin, que en la tradición algo hay de raíz, de pertenencia. Y aunque leo poesía de altos vuelos, la lírica tradicional es (y será). Siempre existirán los vasos comunicantes entre la poesía "culta" y la "popular". Todo aquél que se sienta poeta iluminado, mejor no lea la convocatoria, que luego respingan la nariz...

martes, octubre 19, 2004

Ayer por la noche, después de suplir al tarot-master, guardé uno de los mazos que me acompañó a la clase no sin antes admirar cada arcano (es un mazo medieval). No creo que sea azaroso el hecho de que algunos arcanos mayores tengan mejor raiting que otros: La luna, El juglar, La torre, La estrella y Los enamorados se encuentran en el topten. Cada arcano tiene lo suyo, son insustituibles; pero sólo dos son umbral de iniciación: La luna y El ermitaño (o eremita).


El Ermitaño del tarot de Marsella


¿Alguien llega al éxtasis retinal cuando observa este El ermitaño? ¿Las multitudes quieren saber todo acerca de este arcano mayor? No. Aunque es la contraparte de El loco (con camino recorrido, experiencias y conocimientos a cuestas) los ojos prefieren la carta 0 (el loco) y no la 9 (el ermitaño). ¿Será que es el ermitaño y per se nadie se le acerca?
Para este arcano mayor se necesita una presentación más atractiva, porque su significado es el polo opuesto de lo que somos hoy en día: individuos que viven hacia afuera, activísimos, pero cuyo interior está oculto en las profundidades donde nadie lo vea (ni siquiera uno mismo).
El ermitaño encierra la prudencia, la paciencia, la sabiduría (que no cultura e inteligencia) y el aprendizaje a partir de lo vivido (no importa el cuánto sino el cómo). Representa al individuo que se retrae no en actitud de misántropo sino con afán meditativo; es aquel que se desprende de los atavismos impuesto sin caer en el desapego y en el caos. El ermitaño es guía, protector y refugio para otros. No lo mueve el dar para esperar retribución. La estrella, o luz, que le acompaña es la pureza a través de la iluminación de su yo amoroso. Como en todos los arcanos, el equilibrio entre luz y sombra es frágil. Un ermitaño oscuro es soledad, egoísmo y hermetismo.
Para colarlo en el topten de los arcanos mayores vale la representación del Tarot de Durero (a la usanza de Durero, más bien). Tal vez así no lo pasaríamos de largo.


domingo, octubre 17, 2004

Es de suponer que existe una gran maraña en la psique que determina el por qué una cultura es más escatológica que otra; y dentro de una cultura, o grupo social, una persona es más escatológica que otra. Buscaba unos apuntes en un librero y el lomo de un libro escupió su título (o mi poco escatológica psique lo detectó): Una vieja historia de la mierda. Cuando leo o escribo la palabra mierda me da comezón. Puedo usar otro tipo de léxico con gran soltura; pero en lo referente a todo aquello que vive en las tripas me reprimo.
No sé de dónde salió el libro; es de ediciones Toledo (con ilustraciones del pintor) y reúne mitos, relatos y leyendas de distintos pueblos indígenas. El compilador es Alfredo López Austin. De las curiosidades que he leído dejo este Maleficio (yo lo usaría en ciertos casos...):

"Hay en tierra caliente un árbol llamado pochote divino. Los hechiceros recogen sus semillas y las dan secretamente, en el agua, en el pulque o en la comida, a quien aborrecen. Entonces se desata todo el cuerpo del perjudicado; se hincha, se engorda. En ninguna parte conserva ya su apariencia humana. Dicen al gordo: Mierdilla de glotón, gordinflón, montón de gordura, flojonazo, columna de carne, masa de fruta, cabeza de jarro, oreja de gota, párpados abultados, nariz de tamal, manillas con tripas, deditos rellenos de mierda, piernas de bultos de tierra.
"Se hace sucio, asqueroso. Es un flojo que sólo piensa en beber y en comer. Al fin muere: se hiende su carne, revientan sus brazos y sus piernas. En vano quiso remediarse con purgas."

jueves, octubre 14, 2004

Está la frase: siempre llega tarde a donde nunca pasa nada. Esa es la sensación que me cargo desde ayer. ¿Por qué? sólo el dios de abajo sabe: será el clima, será el sereno, serán las hormonas, será la luna, será el mentol de los cigarros...
Mejor hablamos del Chartreux. En la Danza Macabra aparece este personaje, le chartreux. No sabía cuál era la traducción pues el único Chartreux que conozco se sirve en copa. Pero una cosa lleva a la otra: un Chartreux pertenece a la orden de san Bruno comunidad religiosa austera y penitente, y cuyos monjes viven en perpetuo silencio y jamás comen carne ni toman bebidas alcohólicas.
Pero no basta llevar una vida de total abstinencia para ser santo (erróneamente pensamos que el sinónimo de santidad es la pureza). Para lograr la categoría de santo, además de llevar una vida impecable, es necesario el suceso sobrenatural (un contacto directo con la divinidad). En el caso de san Bruno dicho suceso ocurrió cuando, en un entierro, escucho al muerto lamentarse de ser juzgado y condenado cuando, a primera vista, todos lo catalogaban de purísimo habitante de la tierra.
Algo de piedad ha despertado en mí el tal Bruno porque en la dichosa Danza el Chartreux es tristísimo. Además, los versos que lo acompañan son más tersos que los otros, menos sentencia y más verso lírico. Total, al final de mis hagiográficas investigaciones no sabía cómo traducir Chartreux: brunino, brunesco... basto con decirle al partner qué cómo diablos se le dice a un brunino para que él respondiera: cartujo.
Me voy a limpiar la colina; el día no está para cartujos. De la actualización de Osiazul mejor recomiendo un clásico ruso: el pájaro de fuego.

martes, octubre 12, 2004

Día de la raza

1. El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) es poseedor del archivo Casasola; diría que es custodio pero la posesión, o la grisura, impiden que esta institución sea capaz de crear un sitio con las fotografías de los hermanos Casasola. Por suerte existe un libro, que aún no ha llegado a estos libreros. Pero si el de Posada llegó, los Casasola llegarán.

2. Comer es una baja pasión --y yo siempre vivo en el sótano--. Una de mis debilidades es la hamburguesa. Pero como buena amante de hamburguesas el nombre McDonalds no debe ser mencionado. La hamburguesa debe ser de vaca al grado de que, al morderla, diga "mu" y siga rumiando.


Emiliano Zapata (foto del archivo Casasola)


3. Dediqué, hace años, horas-retina a leer sobre Emiliano Zapata. Admiro al susodicho, tiene ese halo quijotesco que provoca tristeza pero también complicidad. Y si digo que lo admiro no significa que me he tragado el modelo ilusorio de la Revolución Mexicana que recitabamos hasta el cansancio después de leer los libros de primaria (y de escuchar las peroratas de aquél PRI que creemos extinto, ilusos somos).

4. Cuando alguien tacha a S. King de autor mediocre-comercial lo defiendo por una de sus obras: It (Eso) es un coleccionable si el género de terror embona con el gusto del lector. En una de las escenas, Pennywise (Centavito) asoma en las fotos de un álbum. Un poco antes del final de dicha novela, el payaso en cuestión había estado presente en todas las épocas. King se equivocó: Pennywise todavía deambula por ahí: ahora con el cabello recortado no es otro que el mismísimo Ronald (con la cajita feliz, abajo todos flotan).

5. (Último). Me gusta visitar el blog de don Julio, por simple curiosidad o para dejarle un saludo (aquí se le quiere). Además de sus alegatos sobre el spanglish, sus recuerdos y sus comentarios mordaces, también suele postear trocitos de cotidianidad Sueca. Gracias a él he logrado sintetizar a Zapata, Casasola, King, Pennywise y hamburguesa en un sólo post. Tomamos prestada su foto (es real, no una foto truqueada). Y como diría Dante, "perded toda esperanza":


promocional de la única hamburguesa mexicana, con Zapata-Casasola de fondo...

lunes, octubre 11, 2004

No sé si yo le robo horas a la noche o es la noche la que me roba horas de sueño... pero ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón (aunque la noche vivirá más de 100 años y yo no). Las que sí vivieron más "y estuvieron tristes cien años" son un par de piedras protagonistas de un cuento infantil: imaginaban qué había detras de una colina y esperaron a que alguien les dijese --en este caso: rompiese-- si tenían o no razón. Pasó por ahí una rata campirana (¿o era ratón?) y, al llegar a la cumbre de la susodicha colina, les dijo que sólo había más piedras... y así se quedaron tristes cien años.
A partir de ese cuento resulta estúpido utilizar la metáfora "corazón de piedra", se convierte en una metáfora muerta. Aunque muerta ya estaba, nada como la piedras para esculpir y guardar. Unos dirán que es mejor el papel, el papiro, el pergamino o la superficie de un CD (perdón, la capa de enmedio)... pero no: basta el fuego, el agua y un doblez para destruir cualquier información. La piedra no es eterna pero se toman con paciencia el deterioro natural. Entonces un corazón de piedra es más duradero, aunque quieto; no es atacado por el colesterol, aunque puede llorar una centuria.
Creo que mejor nos quedamos con el órgano original y dejamos de robarle horas a la noche. Iré a preguntarle a la almohada cómo se le hace para consolar a las piedras aquellas.

jueves, octubre 07, 2004

Opera 7 screen capture {float: left; margin-right: 0.5em}Antes de que la autora que ganó la emisión 2003-2004 del mentado premio arroje jitomates al aljibe, he traido La ventana. Este libro obtuvo el premio DEMAC en la emisión 2001-2002 (en la categoría de autobiografía). Es curioso que después de 2 años la ventanita de repente cobre vida (hoy regalé uno), que ya tenga una reseña muy hermosa y que a ratos se venda en las contadas librerías donde circula. La ventana no es el hito literario, es el mero ejercicio de narrar, de creer en la poética del memorioso. No importa lo que se lee en ella sino lo que el lector refleja: su propio recuerdo. Es un libro sencillo, sin más, que puede leerse en una tomada de café.
Alguien lo mencionó en bloguilandia y a partir de ahí cualquier aljibeño que me envía su dirección --de carne y hueso-- lo recibe vía correos (en su momento comprobamos que correos sí funciona). No lo vendo, lo obsequio; y no por promotora o millonaria, simplemente porque es parte del dar-recibir (y como diría Séptimo Sentido, de materializar las ventanas virtuales).

miércoles, octubre 06, 2004

No sé qué extraños laberintos son trazados cuando algo se nombra; la palabra se pierde en ellos, se bifurca, se ramifica y se transforma. Las lenguas romance suelen tener concordancias en sus palabras, pero hay casos en que los laberintos tuvieron su minotauro.
La palabra "ventana" no está hermanada con el "finestra" italiano ni el "fenêtre" francés (ambos, romances); sin embargo el "finster" alemán --que no es lengua romance como tampoco lo es el inglés-- asoma de la misma forma que los dos últimos ejemplos. "Ventana" proviene del griego ventum (viento), y este origen es el mismo que en el inglés "window" (de "wind", viento).
¿Qué ocurrió? ¿En qué momento fenestre (el circunflejo francés sustituyó la letra s) o finestra se cerraron en el español?
Mas existe una palabra que atestigua el punto de partida al laberinto: defenestrar. Es el verbo que sintetiza la acción de "arrojar a una persona por la ventana".
Los laberintos son inevitables. He necesitado del anterior para traer el siguiente grabado medieval:


Un accidente doméstico: el diablo (parte superior) defenestra a un niño (en el centro, en pleno vuelo) quien se salva milagrosamente gracias a la intercesión de la Virgen y su tropa angélica (la madre eleva los brazos, agradecida y ansiosa).
Una imagen también traza sus laberintos: de ella elucubramos sobre la palabra ventana, con ella soñamos ser estudiosos de iconografía medieval y vivir encerrados en un biblioteca para admirar iluminaciones "hasta que la muerte nos separe"; encontrar la similitud con un ex-voto o recordar un paisaje, en una mina de arena, que lucía así velado y polvoso.
Damos vuelta a la izquierda: la imagen es una alegoría de la fe. Pero para mí --le pongo un circunflejo-- es la alegoría de aquello que cae y que desearíamos fuera rescatado por manos invisibles, aunque tengamos la certeza de que al final se estrellará y sólo nos quedará recoger los fragmentos: nada es para siempre.

lunes, octubre 04, 2004

El fin estuvo como estas pasitas con chocolate que bailan en el teclado: la boda verde-menta, la peli de Almodóvar rojo-canela y la comida china marrón-soya; pero hoy es lunes, y no hay color. Realizaré un trabajo relámpago que quiero entregar el miércoles. Ya veremos, porque con el tal Roderico no veo claro. Hace rato cocinó un salmón divino pero se rehusa a lavar los platos, quesque se le resquebrajan los huesos. No tendió las camas, no puso la lavadora; pero eso sí, ya se leyó todo El Gaspar de la Noche --del cual hay una muestra en la actualización de osiazul--.
Mi mayordomo dice que yo tengo la culpa de este desmadre hogareño, que el caos que me cargo por dentro se proyecta p'afuera. (...che Roderico, en lugar de sermonearme debería ayudarme a ordenar aquí ).
Trabajemos, pues...

viernes, octubre 01, 2004

SEXUAL. Admitámoslo, leemos esta palabra o cualquiera que contenga el prefijo SEX y nuestros ojillos bailan. No por deseos contenidos o urgencias primaverales sino por el tabú que aún rige en nuestra sociedad. Y si unimos estas dos palabras: mujeres + sexualidad, el giro que toma puede resultar patético, en muchos aspectos. Violación, adulterio, prostitución, son otras palabras que parecieran tener una etiqueta de género: son asociadas, a priori, con la mujer.
Más de una vez, he recibido algún tipo de agresión con connotación sexual: en situaciones terroríficas o en pláticas veladas por el doble sentido y la broma cotidiana. Y en mi colección incluyo a mi archienemigo que encontró mi tag, hace unos meses, y dedico su teclado a escribir palabras como decrépita, puta, frígida, frustrada; palabras que envilecen la sexualidad. En lo personal si alguien me dice puta me tiene sin cuidado, y si alguien me nombra frígida tampoco me preocupa (me ocuparía, ja). Aunque sí provoca ira y unas ganas incontenibles de contestar al agresor. Pero la ira se limita a borrar tan pobres sentencias que se convierten en agresiones para otros lectores. Para mí es fácil, estoy sentada durante horas en esta máquina y mi sede laboral es esta computadora, aquí en la colina. Tristemente, para otros, el borrar escupitajos virtuales no resulta tan accesible.
Siglos de patriarcado no se diluyen en unos años, y las diferencias tendenciosas entre géneros son aparatos anquilosados que las Iglesias y las Leyes insisten en preservar, y a los que nosotras, mujeres, seguimos con ojo ciego.
Y este preámbulo es sólo para expresar un hartazgo. Hace unas semanas un anónimo se dedicó a escupir en los blogs de Alberto y Raquel, quienes ya están casados por lo civil y quienes mañana llevaran a cabo su ceremonia religiosa. El resultado ante la agresión fue cerrar tags y comments. La agresión estaba dirigida a Rax, pero nos llegó a todos. Al anónim@ no le agrada la susodicha unión. (Aunque no necesitan de papeles y rituales, ellos ya están hombro con hombro hace tiempo).
Mientras el hombre siga asumiéndose como macho alfa de la manada, como entidad preservadora de la especie cuya "virilidad" es esencia, los insultos como puta y golfa estarán a la orden del día. Mientras la ilusoria igualdad se torna en una guerra entre sexos en la que el equilibrio es una imposibilidad.
Me hubiera gustado hacer mitote en los tags de mis amigos. Pero siempre queda el aljibe para ello (esa es su función). Mañana los felicitaré en persona e iré a la iglesia, rompiendo mi tradición, para celebrar. Sea.

jueves, septiembre 30, 2004

Este cuarto huele a monasterio. Entre mis tareas y las de terceros terminé "iluminada" por la hagiografía. Todo lo que hago se ha sincronizado para arrojarme nombres de santos. Y no puedo evitar buscar las biografías de san "tal" y san "cual". No creo en los santos --que santo sólo hay uno--, y la institución eclesiástica me da migraña. Pero el santoral es como una bola de cristal donde se entreven sucesos, puntos de vista, deseos y temores de toda una civilización (la occidental). Y algo tiene de grotesco --¿he ahí su atractivo?--, en ese coqueteo con la "nota roja" que le da un giro único a lo divino; en esa celebración del dolor y de la espiritualidad lastimosa. Creo que me atrae su tono legendario: la realidad exaltada que puede transformarse y redirigirse --con la ayuda de manos casi siempre siniestras-- a caminos inciertos de la historia.
Horror. No quiero llevarme los santos a la mesa, no tengo intención de ayunar. Algo retro, mundano y colorido (sabios consejos de Roderico) ha de servir como talismán contra la grisura monacal:


talismán de jueves

martes, septiembre 28, 2004

En aquellos días... el pescado de la mentada bodega de Nayarit proveía a una de las cadenas de supermercados de la H. ciudad de México en la que el control de calidad, hay que admitirlo, era riguroso. Los restos del embarque --especies que no convenían al marketing o o piezas a las que les faltaba un ojo, una aleta o media cola-- se iban al mercado de La Viga. En este lugar usaban algunos trucos para ofrecer pescado "fresquísimo" a la clientela, como el de sumergir el producto en agua con hielo.
El pescado, en la ciudad, es un misterio. A pesar del control de calidad de los supermercados el producto que llega a los aparadores no esta del todo fresco; y en la antigua La Viga, más allá de los gélidos trucos, sí se podía comprar pescado con apenas 12 horas de fenecido.
(Intermedio: ¿Cómo reconocer un pescado fresco?: agallas rojo encendido, ojos brillantes y abultados y carne turgente al tacto...)
Imagino lo que hacemos, decimos y sentimos como peces de diversas especies. Y nos imagino como pescadores de los días: preparando anzuelos, remendando redes y embarcándonos para descubrir nuevos territorios donde pescar lo deseado. Y acumulamos peces y pescados. Pero ocurre que ciertos pescados entran en estado de descomposición: y entonces buscamos trucos gélidos, salmueras, salazón o enlatados para sostener el sentido de nuestra cotidianidad. O bien inventamos seres fantásticos, como el ezox medieval: un pez colosal, que nadaba en las aguas del río Danubio, el cual no podía ser arrastrado ni por una carreta tirada por cuatro bueyes; su carne era semejante a la de cerdo y si alguien lograba pescarlo --y el ezox sobrevivía-- se le tenía que dar a beber leche para mantenerlo vivo:


ezox (grabado medieval)

lunes, septiembre 27, 2004

En aquellos días... sí, tengo edad para usar "en aquellos días"... y como decía, en aquellos días teníamos una bodega de pescado en Nayarit, a cinco pasos del mar. Me gusta recordar las historias de los pescadores, las pilas de tarjas, los cientos de ojitos que observaban tras el hielo picado y añoro el olor de la leña quemada cuando sarandeaban pescados --y una que otra langostita-- para el almuerzo. Pero lo que me provoca una inmensa tristeza es el recordar el sonido del oleaje: a todas horas ese chasquido acompasado del agua que va y viene. Aquellos días eran marítimos, acuáticos. Yo misma era agua toda, una inmensa pecera: estaba embarazada, por primera vez. Ahora creo que el que mi hija se llame María del Mar no es una mera coincidencia con aquellos días de horizonte abierto.
Supongo que aquella bodega está ahora presente porque esta semana la hija cumple 14 años. Y sí, mi vida se divide en A. de la hija y en D. de la hija. Esta semana, como en los últimos 14 años, seguramente haré mi inventario imaginario que suele transformarse en sunami existencial. Y mientras ajusto cuentas debo buscar los Libros de Terramar para regalárselos a la hija. Aunque ella no es del todo marítima, es un tanto aérea, adicta a las aves, pero lectora voraz.
Aquí, en la ciudad-cemento, si oso abrir los tímpanos escucho la reverberación de los motores, los estúpidos claxons (odio los claxons chilangos), los aullidos de las balatas y las voces, multitud de voces. Es otra especie de mar, un mar mutado con fosforescencias que forman cardúmenes en los postes de luz.

sábado, septiembre 25, 2004

Hoy es el cumple del tarot-master quien asegura que le vale pitaya si lo festejan o lo ignoran. A lo mejor el festejador es el que necesita más el festejo que el festejado. De ser esto cierto, y al ser yo el festejador, satisfago mis necesidades festivas:

1. Le regalo un animalito:
Al este, existe el territorio del Caracol que dormita mientras aguarda la lluvia. Él, quietud de la espiral, sueña verdes briznas que engarzan mosquitos, dedos-enredaderas, y menta y hoja santa cuyas raíces embriagan a la tierra. Él, que sin ser piedra es enigma, sueña con trazar estelas para acunar las historias que el sol cuenta sobre la piel de las lagartijas. Al este, sin lluvia, las palabras sueñan a través de unos ojos diminutos que nunca serán los nuestros.

2. Le regalo su inicial:


3. Le regalo la frasecita:
Feliz Cumpleaños.

jueves, septiembre 23, 2004

Dicen por ahí que hoy es el equinoccio de otoño. Pero tras la ventana todo es verdor. Aquí lo único que amarillea y cruje es el sinsentido.

El otoño recorre las islas
José Carlos Becerra


A veces tu ausencia forma parte de mi mirada,
mis manos contienen la lejanía de las tuyas
y el otoño es la única postura que mi frente puede tomar para pensar en ti.

A veces te descubro en el rostro que no tuviste y en la aparición
     [que no merecías,
a veces es una calle al anochecer donde no habremos ya de volver a citarnos,
mientras el tiempo transcurre entre un movimiento de mi corazón
     [y un movimiento de la noche.

A veces tu ausencia aparece lentamente en mi sonrisa igual
     [que una mancha de aceite en el agua,
y es la hora de encender ciertas luces
y caminar por la casa
evitando el estallido de ciertos rincones.

En tus ojos hay barcas amarradas, pero yo ya no habré de soltarlas,
en tu pecho hubo tardes que al final del verano
todavía miré encenderse.

Y estás son aún mis reuniones contigo,
el deshielo que en la noche
deshace tu máscara y la pierde.

miércoles, septiembre 22, 2004

Llevo dos noches con el dormir fragmentado --duermo-despierto-duermo-despierto--, como por tandas; y en cada tramo sueños que han alcanzado un surrealismo espantoso.
De niña solía construir casas de muñecas con cartones y papel. El cartón --proveniente de envases de leche Alpura y de cajas de galletas-- lo empleaba para los muros, y el papel --de cuaderno, rayado-- para las sillas, las mesas, las camitas y por supuesto los moradores. La utilería de las casitas se resumía a figuras trazadas pero nunca iluminadas --no sé si era por pereza o el mundo en blanco y negro bastaba--.
Años después sí tuve una casita de muñecas "real", uno de los juguetes más disfrutables que tuve en la infancia. No sólo la habitaron familias; también viveron ahí, una temporada, las figuritas de Plaza Sésamo y otros animalillos del juguetero. Caray, hasta fue set de ciertas películas de terror: en alguna la máquina de coser (una miniatura de madera y plomo) terminaba con sus víctimas gracias a un mortal zig-zag, y el canario de una mini-jaula (de plomo también) se transformaba en cuervo saca-ojos.
Uno cree que las ensoñaciones de la infancia se van para siempre. No es así. En mi último sueño se rodaba una película en el estacionamiento de la colina. Los actores eran monstruosas figuras de papel --idénticas a las de aquellas casitas de cartón-- que correteaban, entre luces y cámaras, alrededor de una torre muy medieval pero hecha con un envase de leche gigante.
Creo que hoy dormiré con el encendedor sobre el buró. Como yo no soy el director en esos sueños hay que andarse con cuidado. Las figuritas pueden resultar verdaderas divas...

lunes, septiembre 20, 2004

"Y está la azulísima sensación de sentirse fuera del castillo de muros impenetrables custodiados por alminares. Estar aquí afuera (que allá es el adentro), parado, lacio contra un muro aferrados a una ranura a través de la cual espiamos las formas. Es una necedad quedarse pues el muro no ostenta portones ni puentes levadizos ni drenajes profundos --para ser entonces una rata que devoraría tus ojos con fruición--. Y la necedad se escurre a la uña del dedo meñique izquierdo, el que escarba el espejismo de un túnel que atraviesa para ya no ser el espía de la imposibilidad."

domingo, septiembre 19, 2004

1. Aunque el mes se cumple mañana, el domingo contiene el ocio suficiente para realizar actualizaciones, allá, en osiazul donde al fin logré subir un trocito de la mentada Danza Macabra... y otras cosillas buenas pa la salud.
2. Ya le reserve su nicho a mi mayordomo, que tal que se ofende y me abandona (a luego quién se come las migajitas del pastel). Pero me espero hasta que esté bautizado, que este es un aljibillo cristiano (muahaha). Estoy entre Solovino, Onomatopeyo y Roderico (de tin marín...)
3. Basta de compu. Luego traigo galletas saladitas pa comernos al huachinango aquél...

viernes, septiembre 17, 2004

Aquí, en espera de que el pastelillo salga del horno y rompa con la maldición del pastelero desmañanado. El desmañanado es un decir, jamás podría ser panadero. Si algún hado me arrojase a la cocina al amanecer, incendiaría media colonia. La mañana, para mí, agrupa todas las horas anteriores al mediodía. Y la mañana "baja" los pastelillos, quema las crepas y sala los frijoles. Pero, nada. Parece que este pastelillo va bien... aunque más le vale apurarse, necesito las hornillas pa guisar y ese mentecato Gas Natural tiene la presión baja por lo que la simultaneidad gastronómica no es posible en esta cocina.
Mientras puedo presentar a mi nuevo mayordomo, que es algo lento y tartamudo pero, eso sí, muy servicial: me sirve mis cafecitos con una nube de leche, me prende los cigarrillos, le saca brillo al mouse y se sienta sobre las tablas del librero. Hasta me ha ayudado a revisar la Danza Macabra que estoy traduciendo. Esto último ha resultado algo contraproducente (y no porque no tenga buena ortografía, es lento pero muy cultivado). Se dedica a preguntar, a quien se deja, si están preparados para morirse (y claro, a la gente le incomoda tal preguntita). --Si le dijeran que le quedan 24 horas de vida ¿usted está listo para fenecer? ¿qué tiene pendiente? ¿qué se le olvido decir, hacer, comer?--.
Enfin. Es un buen mayordomo. No merma la despensa: come como un pajarito. Aunque tengo que buscarle nombre, al pobrecillo nadie lo bautizó.
Me voy a enseñarle cómo "poner la mesa", que al rato llegan comensales a la colina. Y entre plato y plato, y cuchillo y cuchillo, veré si puedo contestar su cuestionario...


mi mayordomo nuevo, el sin-nombre

miércoles, septiembre 15, 2004

En definitiva no soy buena capturista, y no por la velocidad de mis dedos (tecleo de a dedito, pero veloz) sino por ese ir y venir de la mirada: original-monitor-original-monitor. En el vaivén pierdo la referencia por lo que debo poner una regla o cualquier tarjetita a la mano para marcar el renglón en cuestión. Después de una buena dotación de rezos, persignaciones, rituales impíos y maldiciones, al fin logramos escanear texto como dios manda. Tengo listo otro cuento de L. M. Panero que algunos pronto disfrutaran, allá, en el cieloazul. Y de este proviene la siguiente oración:
Pronto descubrí que era aborrecida de mi segunda madre, quien la insultaba y maltrataba tanto como podía, con esa crueldad que empleamos para lo inútil, para lo solo, o para la verdad.
Esta es una oración-pastura que nos sirve para rumiar recuerdos, sucesos y rostros. La crueldad es una, no importa en qué momento se manifiesta ni bajo qué careta: es una siempre con el mismo matiz. Es instintiva y por ello inextinguible. Hasta creo que mi colección personal daría para un librito: Historia Colinesca de la Crueldad.
Enfin. Este "puente" dedicaré unas horas al escaneo, que una de las jaulas para encerrar crueldades es la palabra escrita (aunque puede ser herramienta para promoverla, así es la dualidad). Uno observa el teclado y el animalito que llevamos dentro se queda dormido en su cueva (ok. siempre despierta).

martes, septiembre 14, 2004

Los exhibidores son nuevos, con sus marcos metálicos donde se adivinan nuevos sistemas de seguridad --desde que se llevaron al murciélago aquél se han empeñado en erradicar el anacronismo del museo--, pero los nuevos vigías custodian las mismas piezas con las que la niñez se maravilló y que ahora resultan aburridas de tan familiares --y eso sucede con la familiaridad a la que nadie llama aburrición por temor--. Sí, algunas salas del Museo de Antropología poseen olor a nuevo: un toquecillo de celofán. Y en ellas están los mismos alumnos --pero con otros rostros-- invadiendo los letreros de información: copiando, transcribiendo, copiando para que sus imbéciles profesores duerman tranquilos (hoy he enviado a los alumnos al museo, he cumplido). Patéticos, duerman tranquilos, que a nadie importa la sarta de incoherencias que dicen sus alumnos: copiando, transcribiendo, mutilados. Y corretean niños por todos lados. Sin duda, los niños bonitos son los más malcriados: tienen ese aire de arrogancia, en pequeño, que sus padres exhiben con sus lentes oscuros (han de ser sensibles a los reflectores de los nuevos exhibidores). Qué coleccionable es la clase media mexicana. Por ahí otros idiomas se maravillan, especulan, opinan, se horrorizan mientras un grupo de pubertas alemanas se retratan frente a un penacho. Un mocoso nos confunde con gringos (pinche escuincle hijo de tu tiznada madre, ven pa que te enseñe como no soy gringa). Silencio y risitas. Museo pintoresco con nuevos exhibidores, todavía portador de su leyenda ORGULLO MEXICA. ¿Qué es el orgullo mexica, mamá? Una de tantas demagogias --ojos muy abiertos, la regué--.
Mejor vámonos al estanque que está allá afuera donde flotan las flores amarillas de los lirios, y bajo ellas las tortugas asoman hasta que se duermen arrulladas con las escamas. Vamos, que los renacuajos asoman en la orilla... y el orgullo mexica es suspender esos animalitos en el tiempo: en piedra, en cristal de roca, en jadeíta para que naden en los exhibidores nuevísimos y te recrees la pupila --ojos complacidos--.

domingo, septiembre 12, 2004

Desear hornear un pastel de Tres Leches debe ser pecaminoso pues las deidades --todavía desconocidas aunque, presentimos, iracundas-- nos roban el tiempo que creemos nuestro. Mas ya se llegará la hora de pecar con nuestros tenedores. Mientras celebremos en pantalla:


¡Feliz cumpleaños a ALBERTO!


Y también se llegará la hora de contar curiosidades del fin de semana. Siempre y cuando las susodichas deidades no hacen lo suyo: diluir, robar, esconder, borrar.

viernes, septiembre 10, 2004

La Casa Tomada ya no lo es. Ya se fue la arquihermana. Siempre me da tristecilla que la casa regrese a su orden habitual, es como cerrar un paréntesis que abrimos libremente.
Afuera empieza el chipi-chipi de estas tardes de septiembre; por suerte este viernes no me toca ir a Polanco. No tengo ganas de mojarme ni de andar en el metro ni de bajar de la colina. Paso mañana, a modo de escala, antes de aterrizar en el Museo de Antropología.
Se vienen días moviditos. Todo lo que pospuse toma su turno. Necesito un mayordomo que me ordene la agenda y me sirva un Baileys con hielitos.

miércoles, septiembre 08, 2004

"Cosa de mujeres" es la típica expresión cuando decidimos no dar explicaciones sobre uno que otro tema, ya sea por pudor, moral impuesta, pereza mental o parámetro de intimidad. Puedo narrar mi visita al dentista o a cualquier otro ser de bata blanca. Pero no la visita al ginecólogo. Hasta he pensado que un buen chantaje fotográfico no consiste en una foto al desnudo, una fotos con el amasio/a ni una foto en plena acción XXX, sino en una foto-visita-al-ginecólogo. Y una puede escapar a sendo trance, pero siempre regresará: porque no vaya a ser el diablo, y el diablo Cosa de mujeres puede resultar atroz. Aunque se podría escribir una crónica satírica sobre los eventos "cosa de mujeres", pero como me quedé medio espantada mejor me voy por una tacita de café.

p.d.:busquen chiles (no es albur) pa la creatividad y participen en la CONVOCATORIA de osiazul

lunes, septiembre 06, 2004

(Palabra del día: Trunco.)
Tengo una colección de cosas truncas: desde mi móndriga traducción que no logré formar, pasando por los últimos trabajos que han llegado a la colina, y hasta un montón de ropa para planchar... y esa oración que algún día se convertirá en cuartillas.
Dediqué todo el fin de semana a perderme en mis laberintos sociales. Cuando uno anda medio diluido el ver a ciertos personajes lo rematerializa a uno.
Y entre la dilusión y la solidificación he soñado pasadizos, escaleras y recovecos. Creo que a las cosas truncas les dio por manifestarse oníricamente. Los días andan escherianos.


M. C. Escher

viernes, septiembre 03, 2004

Y nada que amaina la tormenta. No puedo partir hacia Polanco. La hora de llegada, allá, no importa mucho pero sí la de regreso a mi condenada casa-colina.
Tan fuerte es la tormenta que en el valle cuentan que esta colina se está deslavando; que semeja un gran flan recién desmoldado sobre el que escurre, desde la cima, un caramelo ambarino y dulcísimo... bueno, lo del caramelo sonó forzado, lo que realmente escurre --y sobre las aceras, nada de flan-- es un menjurge de tierra, lodo, grasa y restos de llanta quemada...nada, mejor sigamos con el caramelo que ya la lluvia empieza a oler a vainilla.
Sólo sé recrear golosinas. Pero también las transcribo, como este poema del tarot-master que estaba extraviado en mi carpeta de imágenes (nada que ver):

NIDOS
Ricardo Bernal

Guardaré la luna en mi bolsillo
entonces la ciudad será sólo espinas
esquemas
brazos rotos.

Bestiales barcos de guerra
recorrerán el ondulado callejón
de nuestros sueños
trazarán rutas de ruido
anclarán en medio de los ojos
y habrá cantos
miel en las espaldas
amor pisoteado en cada esquina
tormentas de trapo en cada lecho.

Y cada casa será un nido de sonámbulos
y cada cráneo un recipiente
de peces metafísicos.

Esconderé las estrellas
debajo de mi lengua.

Entonces la ciudad
quedará patas arriba
tarántula disecada
por los finos instrumentos
del Diluvio.

jueves, septiembre 02, 2004

En la caja de comentarios, que no la de sorpresas, quedó una enramada de hamburguesas, Polichinelas, Comedia del Arte y hasta Cri-crí y El soldadito de Plomo. Aunque el soldadito no comía hamburguesas, y en la historia original no hay ni Polichinela ni Cri-crí sino un duende bastante perverso. El soldado de plomo más famoso de Andersen es aquél que, cojito, se enamora de una figurita de papel. Pero existo EL OTRO soldadito de plomo, también de Andersen: curioso protagonista de La casa vieja. Este soldadito es un elemento espejo, un augurio de plomo y al final, una voz de ultratumba muy velada. Aunque el cuento es en sí una enseñanza --sobre la vejez, el recuerdo y la memoria que ha de honrar a los muertos-- posee una atmósfera inquietante y una dosis de lo sobrenatural. Ese soldadito no es el enamorado ni el aventurero ni el triunfo del amor sobre la muerte. Es la regeneración disfrazada de juguete. Vale la pena buscar a Andersen y leer esos sus cuentos olvidados y ser soldado memorioso.

miércoles, septiembre 01, 2004

Sep-tiem-bre, sep-ten-trional, sep-ti-ce-mia, enlazar la "p" con la "t" debe simular un abismo en el paladar. Me gusta el sonido de septiembre, aunque el mejor es oc-tu-bre... Antes, septiembre era el mes del regreso a clases, el mes de la patria, el mes del pozole y los cuetes en el Zócalo y Coyoacán (y el mes del informe presidencial, pintoresco). Ahora, dice el radio, es el mes del testamento. Tanto mes libre y tenían que agarrar el noveno, aunque tal vez quisieron darle un toque patriotero a su promoción. Podrían enlazar, como lo hace la "p" con la "t", el 16 de septiembre con el 17 de septiembre y así este último sería el Día Nacional de la Notaría. Hasta se podría crear un platillo conmemorativo: legajos en pasilla, sucesión en salsa verde, qué se yo, los creativos detrás del poder son una cajita de sorpresas; como esas donde se agazapa un bufón: jack in the box ¿hay traducción?

lunes, agosto 30, 2004

Desearía que esos símiles, metáforas y/o alegorías que aplicamos en nuestro andar se materializaran, que su textualidad no fuera sólo error de apreciación o pobreza de visión. Así, cuando alguien dijera: "es hora de doblar la esquina" "súbete al tranvía" "cámbiate de carril" "cruza el umbral" de pronto estuviésemos en esa esquina, en esa estación, en esa autopista, frente a ese portón.
Y no es así. Luego es tan fácil perderse o andar a la deriva, por días, por meses y a veces por años. Y sólo a posteriori comprobamos si dimos ese paso o nos quedamos estancados en nosotros mismos. Y es que más allá de la figura retórica, que es una tramposa jaula de oro, la realidad es una sucesión de eventos --los más imperceptibles o aparentemente nimios-- que no logramos identificar del todo hasta que el resultado es inevitable.
Y enfin, que a ratos creo ver el portón --y hasta percibo el peso de una llave en el bolso izquierdo, o derecho, es igual--, pero se esfuma, o juego a que se esfuma; o sólo lo invento y seguiré en el mismo cuarto.

viernes, agosto 27, 2004

El que conozca el significado de Aljibe, el que deja gotas por ahí y todo aquél que comparte este jugueteo acuático no se sorprenderá si el nombre Ofelia flota por aquí, toda vez que sus ojos posean el asombro de Hamlet, Prince of Denmark. No es el ahogado en sí lo que me fascina, sino su símbolo y su alegoría que no termino de asir del todo. Al ahogado lo recreo porque algo esconde: el misterio del agua. Y entiéndase por agua el universo de lo que no es tangible o lo que todavía no es nombrable. Y sí, conocía este cuadro de John Everett Millais --la Ofelia más hermosa que he visto, o la más precisa--:


John Everett Millais


Pero desconocía la historia tras el cuadro. La modelo tiene-tenía un nombre: Elizabeth Siddal. Y tras ella existe una historia nocturna de amor, desamor, láudano, palabras perdidas y un gris Rosseti. La historia de Siddal tiene tanto de Ofelia como si ese cuadro hubiera sido umbral, o premonición. Cuando modeló para Millais, flotando en una bañera, enfermó de pulmonía. Cuando decidió ser madre parió una niña muerta. Cuando se quedó dormida para siempre se llevó a la tumba un libro, no de su autoría, que años después fue exhumado --junto con ella, por supuesto--. Y lo que ella sí escribió fue quemado en una chimenea. Esta sucesión de hechos pareciera el sino de quien ha de perder su nombre verdadero para ser por siempre, en un cuadro verdísimo, la Ofelia atemporal de Shakespeare.

*nota1: La historiade Siddal y otras más se encuentran en un solo libro: El último deseo del jíbaro y otras fantasmagorías de Vicente Muñoz Puelles, regalo atinadísimo de Rax&Albert. En definitva, la Ofelia de Millais ha sido rebautizada...
**nota2: Y a propósito de seres que flotan, no dejen de leer a Guadalupe Dueñas en la actualización de osiazul.
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miércoles, agosto 25, 2004

Un virus revolotea por aquí, más que revolotear ya lo tengo en los oídos, en la garganta y más adentro: uno reconoce esa somnoliencia, ese dolorcito leve cuando se inhala. Virus malo ya derribó al partner, y la verdad no tengo ganas de yacer cual dama de las camelias. Y el hijo parece que se escapa.
Hace unos días terminé algo (mis algos, van y vienen); y la satisfacción de terminar es tan efímera y deshuesada que me pregunto cómo hago para iniciar cualquier cosa. De la brevedad se va a la vaciedad: uno termina el algo y se queda con un vacío de terror. Entonces se debe iniciar otra cosa para jugar a rellenar esos agujeritos. A eso le llamo tener espíritu de Gruyère.


Alma, esencia, instinto, seso de Gruyère. Y sí, es un clásico, un queso madurado, firme, de sabor penetrante. Pero basta rebanarlo para percatarse del engaño: agujeros por doquier y entre más se rebane más agujeros guiñan cínicamente. Vaya alegoría si se medita que la única manera de erradicar los agujeros es fundir el mentado queso.
Fundireme por ahí, creo que hoy termino de leer uno de mis regalitos del que quería ahogar aquí una historia. Ya será mañana...

lunes, agosto 23, 2004

1. Stop. Ni hablar, uno aún es festivo; este fin de semana fue largo y tuvo su gama: desde el azul cobalto hasta el anaranjado incendio. Tengo nuevos libros, y curiosamente coinciden --no porque sean el mismo repetido--, en ellos asoma extrañas imágenes de mundos subterráneos que a veces salen a la superficie. Lástima, por subirme al tren bala de los días no he podido leer ni un cachito de ellos.
2. Aquí a lado tengo un espejismo --auque lo toco, y es materia, sigo percibiéndolo como un espejismo--. Mi partner cometió la locura de regalarme el libro de Posada. Corrección: EL libro. Hace años salió la edición (clasificada como inaccesible). No sé cuántas veces lo vi, lo deseé, lo saboreé: tan alto, tan lejos, tan hermosamente rosa. Y tampoco he tenido tiempo de hojearlo con calma.
3. Hace rato subía y bajaba y subía de la colina. Hay días en que me topo con locos (y cuando digo locos es literal). Uno de estos encuentros era un diálogo entrelazado con el hecho de que yo traía grillos pal geco (ajá, el muy maldito ya quizo comer). El diálogo se interrumpia con las llamadas ficticias de un celular apagado. Las interrupciones no importaban mucho, podía admirar el catálogo de trencitas para muñecas que una señora cargaba: trencitas de pelo sintético negro rematadas con hilo rosa (del mismo rosa que el libro de Posada).
4. De fondo, El Último de la Fila (gracias eternas a Rodolfo). Canciones que no escuchaba hace años y, sin embargo, dibujan el mismo horizonte: palabras que son cansancio / pero yo te prometo inventar un lenguaje nuevo para ti / la gran pesadilla es despertar / cuando no se tiene otro lugar más allá de los sueños. Stop. Se acabó la fiesta.

viernes, agosto 20, 2004

Y sí, hoy es el cumple. Y como ya llegué a una edad en que la seriedad y la adustidad son indispensables no me queda otra que orar a mi santo patrono, e invitar a mi prójimo a hacer otro tanto. Por esto y aquello: Algunos ya lo conocen, otros lo descubrirán y sólo un puñado de ungidos han hablado con él en sueños. La luz del sendero:


san plátano y su danza ritual


qué falta de seriedad, dirán por ahí. Lo rico de esta edad es que me vale madrecitas de azúcar lo que se cuchichea por ahí... y todo aljibeño hará lo mismo, está en su naturaleza, ja.
Que para seriedades está la actualización de Osiazul: el cuento de la Yourcenar es tan azul como me siento hoy...

jueves, agosto 19, 2004

Aquí, acoplándose a las desmañanadas. No se por qué las mañanas fluyen más rapido que las madrugadas: más bien es que conforme se acerca la tarde MI velocidad se incrementa, supongo que mi ADN no incluye celdas solares, han de ser lunares (ajá, por eso estoy lunática, eso dicen las malas lenguas). Pero algo hay de orden en todo esto de las escuelas, los libros, los mil y un forros y el reloj tic-tac marcando ritmo, pa uno que es medio desacompasado le da cierto orden. Y uno necesita orden pa poder, jubiloso, desordenar. Y mañana, a celebrar...

martes, agosto 17, 2004

Es imposible aislarse por completo, no importa en qué mundos andemos, siempre nos llegan reminiscencias de todo lo que ocurre alrededor. Ahí está Atenas 2004: vi un trozo de la inauguración, la mecha encendida, el discurso conmovedor y, como fondo, las estupideces de los comentaristas. Caray, quiero un trabajo así: viajar, sentarme tras un micrófono y decir cuanta imbecilidad pueda escupir mi neurona. Si quieren, hasta me disfrazo de san Plátano y bailo flamenco. Enfin. (Aplausos para Televisa).
Efemérides: como soy treintona tuve la fortuna de ver por TV a Nadia Comanecci, su memorable salida de la barra y el 10 de la perfección. Y sí, todas las niñas queríamos ser Nadia-hada para ir a los Juegos Olímpicos, bonito símbolo de la hermandad, la paz, el juego limpio, blablabla. Y así como Nadia era un hada, existían los Reyes Magos y yo me iría de misionera por ahí. Recordar la inocencia tiene algo de entrañable.
Efemérides 2 y un osito: Antes de que se inauguraran los J.O. Moscú 1980 me tocó ir a USA. Ahí compré al osito Misha. Recuerdo una tienda abarrotada de gente que compraba y compraba objetos. Mi papá me explicó que los jugadores americanos recaudaban fondos para poder ir a los J.O. de Moscú. A esa edad uno tenía la mínima noción de los badboys (URSS) y los goodboys (USA). Del brazo del mentado osito colgaba una etiqueta con la leyenda de estos jugadores deseosos de competir.


La inauguración de Moscú 1980 fue sublime, llena de Basilisa La Sabia: colores, tradiciones y formas tan ajenas que nos provocan asombro. USA no asistió. Yo pensaba que no habían juntado el dinero. No. Simplemente no los dejaron ir. Cuatro años después vendría The Caviar Revenge: el bloque nunca llegó a Los Ángeles y eso que ahí voló un astronauta plateado.
Nos quedan una serie de conceptos utópicos convertidos en slogans de maquinarias infranqueables. El desfile de las delegaciones, unas pequeñísimas y otras monstruosas (¡viva el imperio!) como espejos de verdades que parecieran no importar y el absurdo de querer tapar el sol con una medalla de oro.

domingo, agosto 15, 2004

Del fin de semana multitudinario quedó una pila de sábanas y colchas por lavar, la sensación de torbellino y un calambre de espalda (que no todos los lugares son buenos pa dormir), nada que una buena dotación de pastillas no atonte (casi, casi).
Y se acabó el verano, las vacaciones, o a lo que llaman vacaciones. Yo sigo en esta jija ciudad. Y sí, a ratos me da zozobra. Emulo la taza que tengo a lado y me pongo amargosita. Pero luego se me quita. Y ahora toca recuperar una lista de útiles, misma que guardé con tanto celo que terminó perdiéndose, y a forrar cuadernos y libros. Y este año le pondré una decena de etiquetas con nombre a los uniformes, pa que no se los vuelen, madres -ratas, que el año pasado dos prendas duraron un mes. Semana de escuelita. Eso toca.
Mmm. El café. Ni hablar. Sí ando amargosita (pa acordarme de las madres-roedoras...). Y ahí están las palabras en su salita de espera, leyendo revistas sobre lo que está in y out en linguística. Que esperen sentadas. Les traigo coraje, me quitan el tiempo-billetes. Y hoy, que ando como cafetera, no me sirve ese argumento de la trascendencia y el uy-tan-valiosas-que-son, basta mirar alrededor pa saber qué rige en esta superficie. Lo demás es un quijotito de galleta remojándose en mi café.

viernes, agosto 13, 2004

Menú del día:



Feliz cumpleaños a rax: amiga de bits, amiga de carne y hueso, cómplice de laberintos, mi-lectora-crítica y dosis certera de ubicatex.
Sol pa sus días.

*****
Hoy llega mi arquihermana y con ella, por un día, tendremos casa llena.
Un día al año la familia que fue, es.
*****
Y todo queda pospuesto. Por un día. Agosto es azul.

jueves, agosto 12, 2004

Casi siempre tengo algo que decir (que postear): una idea, un recuerdo, una anécdota, un poema; o algo para colgar en este tendedero virtual: desde las imágenes más hermosas (según mi óptica) hasta las animaciones más sosas (pero sabrosas pa mi humor). Estos días no hay nada; y no porque no pase nada. El posteo nunca es proporcional a los sucesos en la realidad no virtual. Podría alegar que estoy ocupadísima. Falso. He posteado cuando en verdad cronos estaba al borde del precipicio. O que estoy de vacaciones. Falso. Mis vacaciones siempre son un artificio.
Sucede que a ratos temo nombrar ciertas cosas por miedo a que ocurran, y otras por temor a que se diluyan hasta extinguirse. Todo es fortuito. Imagino un gran péndulo invisible que se balancea encima de cada uno, unas veces regando cosas y otras tasajeándolas. Y por más que se eleve la vista jamás se descubrirá qué mano-maquinaria-entidad gobierna ese vaivén.
Hace dos noches alguien me preguntó sobre Poe y me pidió una foto. La foto nunca la encontré; a cambio mi disco duro arrojó una ilustración, traspapelada ¿?, de una carpeta que nada tenía que ver. No es aquél péndulo memorable (menos el de mi sinsentido), sino La Casa versión Rackham (¿de dónde la baje?):


A. Rackham

domingo, agosto 08, 2004


Hay sueños donde sueño que sueño, y los despertares son varios, no uno sólo. Y por segundos he dudado si el último despertar es el definitivo. Mis sueños son matruscas y mis días son sueños de los que a ratos quiero despertar y en los que otras veces quisiera permanecer para siempre. Y cada matrusca tiene un rostro diferente y vetas diversas, y no resulta tan evidente cuál embona en cuál. Nunca termino de sacarlas y nunca termino de guadarlas. Los días son pequeños vientres que paren tiempo inasible. Tengo la sensación de tener un reguero de muñequitas, creo que debo buscar un estante nuevo para acomodar los días que se acercan.

Take this kiss upon the brow!
And, in parting from you now,
Thus much let me avow-
You are not wrong, who deem
That my days have been a dream;
Yet if hope has flown away
In a night, or in a day,
In a vision, or in none,
Is it therefore the less gone?
All that we see or seem
Is but a dream within a dream.[...]
E. A. POE

viernes, agosto 06, 2004

Bastó cerrar la puerta para que las palabras se quedaran sobre la mesa. Hacía falta salir. No se puede decir no al sol-húmedo de agosto. Llegué tardísimo a la cita, ni hablar, el segundo piso del periférico es el quinto jinete del apocalipsis. Los agostos tormentosos tienen su lado amable: la ciudad es timadora, todo vestida de verde y aparentemente limpia. Y anda uno por calles y avenidas en busca del viernes de ciudad-agosto. Al paso salen trocitos de atún, aderezos agridulces, palillos, líquidos burbujeantes y anguilas sin ojos. Y de nuevo uno camina para perderse, sin aliento, en la voz de otro. De regreso, las palabras aguardan sobre la mesa pero ellas no alcanzan para apresar los viernes, ni la ciudad ni agosto. Sólo queda el eco de la voz y el rencuentro.

jueves, agosto 05, 2004

Y este descifrar palabras acelera la velocidad del tiempo; saltar de una lengua a otra para redescubrir acepciones y la imposibilidad del ritmo devora las horas del día. Así son los días solos en los que por único ruido se tiene el chasquido de la lavadora. Será obsesión o simplemente la certeza de que después no tendré el mismo tiempo para realizar la traducción de algo que pocos, o uno, leerán. Pero algo queda en este ir y venir de lenguas y es la sensación que tendría un arqueólogo del s. XIX, así de anacrónica soy: yendo y viniendo a ciegas, presa de la intuición y redibujando formas que tal vez nunca existieron.

miércoles, agosto 04, 2004

1. Pues es cierto eso de lo que bien se aprende no se olvida, sólo se empolva un poco. Se me van los días, las horas y los segundos en una traducción. El problema no es traducir en sí, sino el rescribir: uno es el ultrajador de otra voz, sobretodo si la anónima voz es de siglos atrás. Ya veremos si mi versión sirve para danzar.

2. Y en esas horas que se van y se van traigo una imagen recurrente. Una foto que ví hace varios días ahora es nicho de mi obsesión (oh, sí, puedo ser obsesivísima). Y en esa foto está atrapada otra voz, que no la de siglos atrás, que es anuncio del final de algo que construyo hace tiempo.

3. Ayer terminé como jerga. Llueve y lloverá. Agosto es humedísimo. Terminar, sin remedio, bajo la lluvia es un buen desempachador existencial. Y si la humedad cala los huesos, qué mejor, se sacude hasta el tuétano.

4. Hoy me plantaron como se plantaban, y se plantan, los frijolitos en la primaria: así ando, plantada en algodón humedecido, en un breve frasco con paredes y ventanas. Y ya eclosionaré para convertirme en enredadera que enverdezca todo el edificio...

5. No tengo frijolitos, pero los chícharos son el único sustituto disponible (y hace rato que no pongo frivolidades virtuales):


lunes, agosto 02, 2004

Hoy desperté con náusea, real y existencial. Ya tomé agua mineral, y nada. No sé si excedí mi cuota de café, de cigarro o ¿? (no tengo más excesos, creo). Ya se irá. Pero la náusea existencial es otra cosa. ¿De dónde vendrá la expresión? ¿De la obrita de Sartre? En ella hay un párrafo encantador: "Los pensamientos son lo más insulso que hay. Más insulso aún que la carne. Son una cosa que se estira interminablemente, y dejan un gusto raro. Y además, dentro de los pensamientos están las palabras, las palabras inconclusas, las frases esbozadas que retornan sin interrupción".
Una de dos: o estoy embarazada o empachada (existencialmente hablando); me inclino más por la segunda opción. Entre lo que leo, pienso y traduzco --y todas las palabrejas pospuestas en los golems-- me he empachado. ¿Sartreana? No. Eso era antes, en la adolescencia quizá. Y es que cuando uno ve la cara de la inevitabilidad se deja de nihilismos, existencialismos (y demás ismos) impostados, para convertirse en un Odiseo primigenio siempre a la deriva. (Claro, y por andar de navegante perpetuo uno se marea).
Úrgeme un alka-seltzer, real y existencial; voy a buscar en los estantes.

pd: una curiosa convocatoria de Osiazul pa quien no ande con náusea.