lunes, diciembre 26, 2005

dibujitos

Regresé a mi teclado MAC (siempre tieso) a continuar mis actividades de provecho, aunque creo que aljibear es una escapa de esos aburridos archivos que se quedaron pendientes. Ya no más dulcecitos, ni jueguitos ni desveladas. No más juegos ni más ocios. Retornamos a la seriedad acostumbrada. ¡A trabajar!
Y como prueba de lo anterior he decidido inaugurar una página paralela con caricaturas qu muestren, ilustren y validen mis actos siempre trascendentes.
Sea. Abran la compuerta y si no les vibra hagan lo suyo en gnomz (existe la versión inglés).

pd: todavía quiero regalos.
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miércoles, diciembre 21, 2005

ocio xmas

Mientras vigilo las diversas ollas donde hierven cada uno de los ingredientes para armar, al final, ese revoltijo suculento llamado Romeritos, les dejo alimento para el ocio. Gracias a la recomendación de Rax, el hijo y yo hemos jugueteado con estas mascotillas virtuales: una maraña de realidad alterna y de jueguitos relajantes, creo...
Me voy a la cocina donde aguarda mi pinche Roderico y el de abajo que saqué de Neopets y ahí los llevará.

pd: quiero regalos.

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viernes, diciembre 16, 2005

xmas celestial

Roderico llegó a la conclusión de que la navidad no es sin una buena dotación de nieve en el cielo... o en el infierno. Así que, con ayuda de sus óseos sicarios tomó rumbo hacia el supermercado y, monedas de por medio, compró tres bolsas de cubitos de hielo "Iglú".
Bajo una sesuda y militaresca planeación, se apostó (junto con sus sicarios) en puntos estratégicos de la azotea. Espero. Espero. Y, sí, espero.
No bien hubo divisado mi iluminada coronilla, y al grito de ¡nieve!, arrojó cuanto proyectil congelado llegaba a sus larguiduchas manos.



Así, entre cubos de hielo, chichones y moretones he recobrado mi espíritu navideño. Mientras, Roderico&sicarios bailan con gran desenfreno aquello de: "...pero mira cómo beben los peces en el río...".

(En realidad hoy inicio mis vacaciones. Clientes, me fui, me morí, no estoy: soy un cacho de musgo ocioso en el Nacimiento).

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martes, diciembre 13, 2005

YO: ¿Y los cohetes, y el estandarte, y los cantos?

RODERICO: Ya se acabaron. Búscate otra fiesta. Mira, hoy es martes trece; el santoral dice que hoy se festeja a Santa Lucía. Haz tu fiesta Luciana.

YO: No, yo quería continuar la tradición guadalupana.

RODERICO: Lo sentimos. Y sábetelo: tu siempre llegas tarde a donde nunca pasa nada.

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El año pasado no tuvimos árbol. Este año tenemos árbol temático. El año pasado tuvimos espíritu festivo. Este año no hay tal. Será que este año fue como una enorme lavadora y llegamos al final todos percudidos. Estoy cansada y griposa. Bah. No hay duda, san Plátano me ha abandonado.

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jueves, diciembre 08, 2005


Juan Soriano


Hace ya muchos días virtuales que quería traer este cuadro, tantos que había olvidado el título de la obra. Lo recuperé por la asociación que hice con él: "La vista azul".
En la obra de Collodi, cerca del final "original" de las aventuras de Pinocchio, el títere huye despavorido de lo que después sabemos será su trágico fin: una cuerda y un roble. Llega a la puerta de una casa cuyas ventanas están cerradas. Toca. Toca. Toca más. Una niña azul le contesta, desde la planta alta, que nadie puede abrir, que ahí no hay nadie. Ante la respuesta ilógica, y el miedo in crescendo, el crujiente Pinocchio insiste en la oportunidad de la salvación. La niña responde que nadie puede bajar a abrirle la puerta: "aquí todos estamos muertos". En ese momento sabemos que el títere no tendrá un final feliz, ya él ha cruzado el umbral. Collodi logra una de las mejores imágenes alegóricas que he leído, sin importar que el destino de su obra haya dado la vuelta en la esquina para añadir más capítulos repletos de aventuras rematados por un final opuesto a la primera versión aunque igualmente pavoroso.
En estos días, no se quién o qué es ese Pinocchio que toca a mi puerta --sí, aljibeños, todos tenemos un títere personal--; noche y día toca y toca porque algo lo persigue. Yo respondo como respondió la tinta de Collodi: vete, lárgate, "aquí todos estamos muertos". Necesito encontrar la tinta que garabatee una respuesta de salvación. Busco y busco pero, como si esto fuese una cajita china, una voz responde: "aquí todos estamos muertos".
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martes, diciembre 06, 2005

Los recuerdos sepultados a mayor profundidad sólo pueden ser invocados con actividades absurdas y cotidianas. En eso estaba, en el absurdo de recoger miles de partículas de fieltro esparcidas sobre la alfombra y la colcha cuando recordé las imágenes de un libro de infancia. Podría decir que aquel libro, en su momento, fue atesorado y releído hasta el cansancio; y no por las veces que repasé las líneas, sino por la dificultad de descifrar cada una de sus palabras. Ya lo he confesado antes, yo no aprendí a leer hasta muy grande.
En ese libro descubrí palabras como Ximena, Cid Campeador y Babieca entre dibujos en blanco y negro. Pasarían muchos años para que leyera, por primera vez, el Cantar del Mío Cid en su versión "original", sólo para descubrir que muchos de sus pasajes eran "adornos legendarios".
Imagino que a la gente grande, de esos tiempos, mi fascinación por el Campeador les provocaba cierta curiosidad, como ahora yo me asomo a las "peculiares" aficiones de mis hijos. Y la curiosidad se comenta, se comunica, se cuchichea; por ello, como también he recordado, cierto día mi abuelo me pidió que le contara la historia. No le conté nada, me limité a afirmar que yo no sabía nada de un caballero, ni de sus hijas azotadas, ni de un destierro, ni de un caballo con nombre raro. Los niños, a veces, no comparten sus mundos.
Entre borlitas de fieltro he deseado recrear el asombro primero ante el Mío Cid; he recordado el color de las paredes de la cocina de casa de los abuelos y el contraste que provocaba con el verde de la higuera. Y he recordado el desencanto consetudinario del abuelo para descubrir que el mío sólo es un eco.
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jueves, diciembre 01, 2005

De erratas a ERRATAS

Cuando escribo en este aljibe, lo hago de un tirón: tecleo y publico. Luego descubro erratitas que consisten en simpáticos dedazos o en letras ausentes --que son las más, pues mi teclado está en plena decadencia (si acaso esto existe). Gracias a otros ojos puedo descubrir y corregir las erratas: concordancias, faltas de ortografía y de sentido y demás repertorio de puntuación. Buscarlas entrena el ojo, y corregirlas el disco duro (léase seso). Quien se ofende porque alguien más le señala un error está perdido. Uno no es el dios de la palabra escrita, aunque sí hay por ahí semidioses y sacerdotes. Yo soy un monaguillo.
Para que este aljibe burbujeara prístino tendría que leer mi post unas tres veces, como hago con otros escritos. Aun así, dudo que la errata mezquina dejaría de encontrar su oscuro nicho: siempre habrá alguna erratita o errata.
Pero hay ERRATAS intolerables, como la que me tiene encabronada en estos momentos. Al fin había logrado ir por un cheque el cual aseguraba el monedero del fin de semana: revisé el monto, el nombre y la presencia de una firma; pero no chequé la cifra escrita con letras. El cajero del banco tuvo mejor ojo: "las cifras no concuerdan, tiene que pedir otro cheque". Grave. Imaginé que de este cheque podía depender un asunto legal, el cierre de algún negocio millonario o los viáticos para un gran viaje. Grave. Pero no, como sólo se trataba de mi monedero alguien no tuvo cuidado al teclear ¿o lo tuvo?
Mientras me preocupo por el estado financiero de mi fin de semana, leeré tres veces este post. Toca al aljibeño lector encontrar alguna errata o erratita, que no ERRATA, en este texto.
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lunes, noviembre 28, 2005

Aquí dentro, en mi tatema, debo tener un chip (puesto que no creo sea una neurona) que ha catalogado los alimentos. El chip cree que si vienen envueltos en bandeja, con código de barras y cubiertos con plástico adherente están más muertos que si vienen bajo un presentación más artesanal; éstos últimos están menos muertos, justo en el umbral.
Allá, en la cocina, junto al escurridor hay tres truchas que, aparentemente, están igual de muertas que los pescados que venden en el súper: esos que yacen sobre una cama de hielo, muy bien formados observándolo todo con sus ojillos gelatinosos. pero no, estas truchas están más vivas (el hijo las pescó ayer), aunque están evisceradas, lavadas, escurridas vueltas a lavar y a escurrir. No sé cómo matarlas, sólo me limito a tocarles los ojillos. Espero que mueran bien para la hora de la comida; no sé cómo guisarlas, imaginarlas en el fuego me da horror.
Hubiese ido al super, con mis truchas bajo el brazo, a pedirle al encargado de "pescados y mariscos" que las empacara con todas las de la ley. Pero ya no hay tiempo. Tendré que conformarme con vendarles los ojos y amordazarlas bien en caso de que se llegue la hora de la comida y ellas sigan poco muertas cuando el fuego abrasador les de la bienvenida.
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viernes, noviembre 25, 2005

De soles alternativos

El invierno chilango se caracteriza por su sol blanquecino chingaretinas y su viento gélido arrasanarices. En algunas construcciones, como es el caso de la colina, la combinción hace estragos. Sin ninguna inversión uno se convierte en poseedor de una cámara frigorífica. No hay tragedia en ello, siempre y cuando uno saque chamarras, colchas y zarapes para sobrevivir estos muros. Pero el rigor se siente cuando uno debe desvelarse frente al monitor; alrededor de las 3:00 AM se puede llegar a algo parecido al éxtasis: el monitor se transforma en Medusa y sus ojos de bits resplandecientes hacen lo suyo. El usuario se transforma en piedra. Así estaba yo, aterida, en calidad de estatua, cuando Roderico, siempre fiel, me prometió dar con la solución al helado fenómeno. Hubiera preferido que el muy bestia se ofreciera a traerme una taza de café, o mejor una de chocolate espumoso. Enfin, no hay modo con él.
Hoy, sobre mi mesa de trabajo, encontré un bonito muestrario de "Soles alternativos". Y estoy obligada a compartir este proyecto con el aljibeño invernal, o friolento. Va:


Proveniente de los esplendorosos campos de Florida, el sol cítrico no sólo alumbrara su entorno sino que garantizara, en cada bronceado, la dosis diaria recomendada de vitamina C.



De los laboratorios Transgechick llega el primer astro libre de colesterol, sienta su calor abrazador directo en el tuétano mientras sopea, con pan o tortilla, su sabrosa yema.



Proveniente de las más exóticas islas del Pacífico, el primer sol aromatizante-incluido es el ideal para el fumador o para embellecer cualquier cocina; vea cómo, en un acto alquímico, sus rayos fulminan las espeluznantes partículas del mal olor.



Sol acuático con ojos y hábitat innovador. Sólo para niños. (nota del editor: lo escogí nomás porque es amarillo).


Tengan todos un soleado fin de semana, Yo me voy al Templo Mayor. Tan-tán.
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miércoles, noviembre 23, 2005

Sí, alguna vez fui adolescente, hace muchos años; tantos que pareciera que esa adolescencia es de alguien más. Pero, además de un vestigio de inmadurez, todavía hoy me quedan reminiscencias de aquellos días no dorados sino de oropel. Sería estúpido idealizar aquellos días, como hacen algunos al afirmar que se dedicaban de lleno a los libros --basta con develar su mínimo horizonte en la adultez para saber que mienten--. Leí y leí y leí pues la adolescencia regala el tiempo para ello, ahora yo tengo que robar minutos al tiempo. Pero entre páginas y páginas de libros que tendría que leer ahora y no entonces, dediqué horas frente al espejo ya poniéndome mascarillas o delineando el contorno de mis ojos. Lo mismo me importaba ser "ilustrada" que ser "bonita", tan intensa es la inseguridad en la adolescencia que hoy, entre amigos, podemos reirnos de nuestros actos compensatorios de aquellos días.
Estos días he descubierto cuanto me he olvidado del espejo, y como el afán de "ilustrarme" se ha convertido en un árido territorio de introyección. Y no puedo reirme a solas, y menos entre amigos, de las inseguridades de la adultez. No son graciosas, son un enjambre de eufemismos que con su zumbido todo lo corrompe. Se me antojaría recuperar las horas ociosas frente al espejo con la única intensión de "ponerme bonita" y olvidarme de todo y de todos, ser una Alicia amnésica que nunca despierte de su sueño.
Pero los escapes de la adolescencia tienen fecha de caducidad; no así ciertas sensaciones como aquella zozobra inmensa que sentí, por primera vez, al leer un libro, Ancho y ajeno. En su momento creí que se debía a la historia en sí, o al ritmo cadencioso con el que el autor había escrito ese libro. Ahora, años y años después, comprendo que fue la intuición de que algo en esas llanuras estériles, en esos personajes mancillados mostraban no la ficción sino la realidad. Y aquella frase lapidaria, "el mundo es ancho y ajeno", lejos de la adolescencia se ha convertido en un eco consetudinario que se escapó del tomo que sigue en el librero.
Qué lástima haber dejado la adolescencia para convertirme en el cliché de un vampirillo: aquí hay espejos pero ya no puedo jugar con mi reflejo.
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domingo, noviembre 20, 2005

garabatos varios

1. Sepa el acuático lector de este lugar que el silencio no es sinónimo de dejadez, sino de compromiso con la esencia del lugar. Si esto es un aljibe, aljibe será y no me tienta transformarlo en letrina o en fosa séptica de mi decadencia mental. Y nada, toda esta grandilocuencia para decir-escribir que mis negruras no encuentran teclado por aquí.

2. A los cachorros se les mima, se les quiere, se les protege y provee; se les enseña el arte de cazar, el arte de la supervivencia. Los cachorros son los hijos que han de perpetuar la especie. Esto lo sabe uno cuando ha consultado una enciclopedia básica o ha dedicado el ocio necesario al bonitillo Discovery Chanel de la TV por cable. No señores, México no es el cachorro del imperio, México es el perro sarnoso del imperio: ese que vemos de lejos, que apedreamos. Y ya si nos queremos ver poéticos seguimos el ejemplo de Platero y Yo y le metemos un plomazo. Ya lo dijo maese dictador don Porfirio Díaz: Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.

3. No me preocupan los dimes y diretes de dos personajes de pacotilla. Me aterra la reacción de la plebe, la estúpida y borreguil plebe que es el eco de los dimes y diretes, o el fétido eructo de sus gobernantes. Ya los quiero ver corriendo por las calles, enardecidos y machines: ¡Mueran los mexicanos! ¡Mueran los venezolanos!

4. Querida y adormecida plebe, debes preguntarte: ¿quién gana si dos países tercermundistas PERO petroleros se sacan la lengua y se enemistan?
______aquí su respuesta. Tan-tán.

5. Y no, este 20 de noviembre NO traigo a Zapata.

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domingo, noviembre 13, 2005

Supuse que usar el término "Naturaleza muerta" o el de "Bodegón" confería a un lienzo algún rasgo distintivo. Y no es así, son sinónimos, aunque el primero sea la traducción textual del término en francés y el segundo es propio de nuestra lengua. Ergo, preferí la palabra "Bodegón" y no por defender el idioma sino porque "lo muerto" de estas "naturalezas" gráficas resultan un elemento tendencioso para aquél que observa.
Existen "Bodegones" en casi todos los territorios, todas las culturas y en diferentes presentaciones. No creo que dicha abundancia sea la causal de que este tipo de manifestación artística sea considerada, a veces, "inferior". Tiene más que ver con la transformación de la estética que llegó al absurdo en esos lienzos blancos donde una pequeña figura geométrica --de plano color-- parecieran más un ahorro de materiales por parte del pintor. Por suerte, de la depuración surgen los caminos de la innovación, y el bodegón seguirá vigente en tanto su cualidad de testimonio es inextinguible.
Y bien, de los bodegones que observé hace unas semanas me quedo con uno de Arrieta: va más allá de la simple representación de lo cotidiano, es una inmersión que devela la esencia social que suele esconderse entre líneas. En algo me ha recordado la etapa "oscura" de Goya. No sé qué diablos hacen con los pinceles, no alcanzo a percibir cómo atrapan ciertos colores y ciertas miradas de pesadilla. Son alquimistas que conocen la fórmula de ese horror que acecha en cualquier esquina.



Es recomendable ver el cuadro "en vivo"; o en tamaño "pantalla"gracias a la fundación que posee dicha obra: va el boleto para un sitio impecable en el cual se puede encontrar más obra de Arrieta y más. Un sitio para "favoritos".
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miércoles, noviembre 09, 2005

Este frío ha caído como cubeta de cubitos de hielo, peo con todo y cubeta. Me duela la cabeza, el ánimo, los nudillos y mi nariz es una azul gotera. He querido traer un cuadro azul o el otro que tengo apartado y del cual una torva mirada me ha seguido en sueños. Pero el frío me da pereza, o decidia, o sólo frío y la galería se sigue de largo como las horas de este día.
Bah. Es la adrenalina que va a la baja porque estoy a unas horas de terminar mi trabajo. ¡Glup! creo que voy a extrañar el estrés, ¿alguien tiene un poco que le sobre?
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viernes, noviembre 04, 2005

entremeses

Personajes:
-Yo
-Roderico
-fresas y un refri

(Yo entra a la cocina. Lleva una taza vacía y un cigarro sin prender. Observa la puerta del refri abierta. Espía. Sorprende a Roderico sentado en el cajón de las verduras, balanceando sus huesos-piernas).

Yo: ¿Qué haces? Cierra esa pinche puerta que gastas energía... Y deja de jamarte las fresas, que son pa' todos y están sin lavar. Ya te quiero ver lleno de lombrices.

Roderico: No me molestes. Me estoy enamorando.

Yo: ¿Qué, de qué de quién? ¿Y pa' qué diablos necesitas la fresas?

Roderico: Insensata. No es de qué ni de quién. Sólo me enamoro, así de simple. Muerdo las fresas y me enamoro.

Yo: Estás loco, mejor alcánzame el cenicero y busca un filtro pa' la cafetera.

Roderico: Insensible mortal. Las fresas son los corazones de los enamorados muertos. Las muerdes y te enamoras. Pero sólo nosotros, los poetas, develamos el misterio de las cosas. Tu no entiendes, eres un espíritu simple.

Yo: ¿¿¿ ???

(Yo sale de la cocina mentando madres. Sospecha que su fiel mayordomo ha estado tragándose las flores de la ofrenda. Ahora, además de inútil y respondón, está orate. Busca en el librero un Manual de Trepanación).

fin

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miércoles, noviembre 02, 2005



El origen de casi todas las fiestas que se celebran en México es prehispánico, aunque el resultado actual sea una amalgama de otras culturas y sus creencias. El Día de Muertos conserva mucho de su aroma a copal gracias a que el día de Todos los Santos coincidía con las fiestas de muertos de mayas y mexicas. Estos últimos, entre otros rituales, construían en esas fechas efigies de sus dioses con pasta de amaranto y miel; elaboración que hoy en día podemos consumir bajo el nombre de "alegrías". Sin embargo hoy en día, en muchos mercados, se ofrecen al público cráneos hechos con estos ingredientes.
Ahora, con este desgraciado trabajo que no me deja dormir, descubrí que en el virreinato la población de la Nueva España no sólo montaba ofrendas sino que se regalaban, los unos a los otros, platillos o frutas para colocar en sus altares respectivos. Y según el poder adquisitivo del personaje, también se regalaba desde la reproducción de un altar en plata hasta sencillos juguetes para los niños. Me parece que el pedir "mi quinto calavera" tiene menos de Halloween y más de tradición popular. Y regalar era una invocación para que "el muerto no se los llevara", ya pueden enviarme presentes para asegurar su lugar en esta tierra, ja.
Aquí en la colina las ofrendas cada vez son más sencillas, y no porque quiera que el muerto me lleve, más bien esta acelerada cotidianidad ya me llevó (y no sé a dónde diablos) . En fin: respeten a sus muertos para saber respetar a sus vivos. Y si esta sentencia no les es grata vayan y lean las calaveras 2005 allá en el cielo azul.
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lunes, octubre 31, 2005

He imaginado cada cultura como una gran licuadora, siempre enchufada a la corriente, siempre batiendo; unas veces en velocidad baja, otras en media y a ratos en velocidad pica-hielo. Dentro de ella, la licuadora, caen ingredientes ya conocidos, novedosos, extranjeros, mutables, pero todos van al mismo destino: al vórtice que anuncia las implacables hélices de la integración. He imagino que los batidos son de sabores distintos, pues no importa qué añadamos a ellos; el sabor base, la esencia, permanece. Puede que rechacemos el color de unos, o su textura, su consistencia, su aroma o el sabor todo. Mas todos son batidos y ello los hermana.

Y en este batir infinito están los niños. En el caso de los mexicanos dudo que crezcan al margen de las tradiciones que los rodean, salvo contadas excepciones: esos que han sido elegidos por el destino para convivir con padres-cabeza-de-madera (algo así como un pinocho mal parido, ja). Pero, para el niño, que no siempre se retroalimenta con el sentido de la vista, la opción mejor es tomar un disfraz y celebrar Halloween: es una festividad más lúdica y más asible. Y claro que posee su carga simbólica: el disfraz es alegoría de la metamorfosis, de la transformación. Y el niño es, per se, protagonista de éstas.



Celebremos el que hoy, algunos, devoren dulces. Ya mañana podrán convivir y venerar a la muerte azucarada que guiña el ojo desde el altar.

pd: No olviden su calavera, jijos. Hoy cierra la convocatoria, y ya han llegado versos harto coloridos.
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viernes, octubre 28, 2005

Hace meses, mientras viajaba por las colapsadas calles de esta ciudad en un taxi, el chofer de dicha unidad me dijo, convencido, que este país estaba jodido por culpa de los extranjeros que vivían en él. De estos comentarios xenofóbicos poseo una bonita colección. Las más de las veces los he atribuido a la ignorancia, pero me parece que el enigma del xenófobo es más complejo y casi indescifrable.
No me cae de sorpresa escuchar estupideces. Desde niña, gracias a mi churrigueresco apellido, me han tachado de judía o de nazi en mala leche. Pues ni lo uno ni lo otro: mi familia es un delicioso puchero, hay de todo y para todos. Pero lo que no esperaba era leer, en un libro de gastronomía, las ligerezas de un autor.
Publicado en 1994, bajo el auspicio de la Dirección General de Culturas Populares, la Brevísima Historia de: La cocina mexicana cuyo subtítulo es "La mesa Prehispánica, Mestiza y Criolla en el entorno de la música, es un fraude peligroso. De entrada jamás encontré alguna referencia a la música; y de historia mejor no hablemos. Este libro sirve de palco para que el autor despotrique y minimize diferentes culturas, hasta llegar al insulto barato. Manipula las referencias a su antojo: si necesita sustentar su postura, aplaude a un autor, pero cuando le estorba lo borra con sus infantiles juicios --todo esto en las mismas 5 páginas--.
Es una pena sepultar la información y el jugueteo con los refranes que contiene el libro con la urgencia del autor de demostrar que gracias a México la cultura gastronómica universal se transformó, pues antes de la Conquista era "aldeana" (adjetivillo tomado del libro). Niega el canibalismo de los mexicas como ritual, y raya en la utopía cuando habla sobre la corte del Tlatoani.
Terminé el libro. Obtuve datos que pude contrapuntear con otros que tenía. Estoy pensando, seriamente, en no incluir nada de este autor con tal de no ponerlo en la bibliografía de mi investigación. No deseo que su germen prenda en alguna cabecita alocada de un lector desconocido. Fomentar este estúpido nacionalismo, de cualquier forma, es un atentado contra el espíritu. Me parece que el "complejo del conquistado" ya no debe tener vigencia en este siglo XXI.
Ni hablar, lo que pudo ser un libro entrañable se convirtió en origen de mi entripado y un buen candidato para vivir en los territorios de Fahrenheit 451. Mejor, luego, traigo alguna anécdota suculenta sobre la mentada cocina mexicana. Tan-tán.
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miércoles, octubre 26, 2005

asuntos varios

1. Antes de que los segundos sigan su atrabancada marcha, los invito-obligo a participar en el Segundo Concurso de Calaveras de Osiazul. Por si no lo recuerdan, hubo un primer concurso y sus respectivas calaquitas seleccionadas. Ahora, más que nunca, el ambiente se presta a juguetear con los líderes y no tan líderes, ja.

2. Creo que mi inconsciente se quiere convertir. Ayer, justo ante la Catedral de la ciudad-cemento, terminé en posición de reverencia, o algo parecido a la oración hacia la Meca; aunque en este caso sería hacia el Cristo del Veneno, o el del Cacao (que se duelen dentro del mentado edificio, id a visitarlos). No sé hacia qué chingados oraba pero terminé en el suelo. Hoy, en premio a mis plegarias, he descubierto en mi muslo derecho un moretón digno de un tarro de mermelada de zarzamora. Ahora ranqueo en señal de santificación.

3. Ahuizotl anda enojado, y no se me ocurre qué ofrendas son necesarias para que deje de poblar el reino de los ahogados. El entorno tiene tintes de devastación, y es difícil no impregnarse aunque uno se deje ir en la obsesión laboral. Queda huir a otros páramos, por lo menos un par de horas, para asomarse al hermoso memento mori de Burton. En la más pura tradición de la leyenda, del cuento oral que logra ser universal, El cadáver de la novia es un caramelo al que debe liberarse del celofán. ¡Burton pa presidente! Y tan-tán.


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domingo, octubre 23, 2005

Los días retozan felices con los "trabajos rabiosos" que el dios menor del dinero tiene a bien proveer. Aunque siempre es posible tomarse un par de días y declararse en huelga para así asegurar próximos días de gran adrenalina.
Y mejor andar extraviado entre archivos que son el Leteo perfecto para olvidarse de las noticias nefastas, los jugueteos poíticos, los idealismos diluídos y demás basuritas que me irritan los ojos.
En mis ratos de ocio he iniciado un nuevo tratado para ofrecer al mundo un "ateísmo ético", ideología novedosa que permitirá al seguidor en cuestión un aletargamiento moral vía la anastesia de la moral. Entonces, el seguidor, podrá hacer lo que le venga en gana, jamás se escandalizará de nada ni andará de quijotillo de paja decepcionado al no poder cambiar su entorno. Tiene sus riesgos y sus recovecos, como toda ideología; pero creo que me bastará con redactar una constitución precisa para salvar cualquier obstáculo (aunque no sé cómo, el seguidor, podrá respetarla pues suena contradictorio con los altos ideales de mi propuesta).
Pero hoy es domingo. Los artículos constitucionales pueden esperar. Si todo va bien huiré con los hijos a ver El cadáver de la novia... a ver, a ver.
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miércoles, octubre 19, 2005

"El lobito" es el mote que alguien dio a un amigo quien suele mandar curiosidades a mi e-mail. En esta ocasión recibí una noticia sobre un promocional de UNICEF en contra de la guerra en el cual los protagonistas son los azulosos pitufos de la infancia. En su momento, dichos personajes, fueron todo un "boom"; hasta hubo quien afirmó que eran cosas del demonio --como generación tras generación algún dibujito animado es asociado con el impúdico Luzbel--.
Cuando vi la imagen, que es un recuadro de una animación completa, me pareció acertada. Hasta me puse a elegir dibujitos para cada cultura: Asterix o Babar para Francia; Mickey Mouse y Buggs para USA (a Lucas nadie lo toca); Mafalda para Argentina; y para México me quedé con la familia Burrón pero cualquier dibujito del Imperio tendría buen efecto.
Mas luego dude --yo y mis desencantos de octubre--. Creo que estas animaciones serían pasto para el amante del gore, bichos del mal gusto para los tradicionales y para un reducido sector algo impactante. Me parece que para aquellos que se impacten la campaña antibélica no surtiría ningún efecto; si se conmueven no los creo partidarios de la guerra. A otros les valdrá un comino. No sé, hoy siento que las campañas de divulgación sólo tienen efecto cuando a través de ellas se ofrece algún concepto de poder (belleza, dinero, fuerza, estatus, y demás variaciones de cada cultura). Pero puede ser que me equivoque y deba continuar mi listado de dibujitos por región para endosarlo al UNICEF. Total, todo es un gran sueño del que se antoja no despertar.



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miércoles, octubre 12, 2005

¿Cansado de ser un tipo ordinario?
¿Niega su triste mortalidad?
¿Deseoso del aplauso fácil y de un club de fans?

¡No pierda más su tiempo y su dinero!

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lunes, octubre 10, 2005

Hace muchas lunas, de maese Luviano tomé un link a los niños de Gorey; ahora le robo el link de los niños de Burton. Éstos versos equivalen a un caramelo que sale del celofán justo cuando traemos la garganta del ánimo medio reseca. A leer, pues...
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viernes, octubre 07, 2005

En las farmacias o en las tiendas de autoservicio suelen estar a la venta sencillos juegos de goteros o dosificadores. Se ofrecen piezas de tamaños diversos y, en los juegos más complejos, existe por lo menos un gotero cuyo dispositivo es el de una jeringa. Así es posible administrar la vitamina, el antibiótico o cual fuere la sustancia curativa a modo de chisguete, para que ninguna garganta sea capaz de rechazar, vía la arcada, el líquido en cuestión. Y si existen los dichosos dosificadores es porque alguien determinó cuánto de esto o aquello debe suministrarse, dependiendo del peso, edad y/o tamaño del paciente.
Pero en la ambivalencia de las cosas, esa que suelo imaginar, existe también el afán dosificador unas veces impuesto por la naturaleza y otras por la natural administración del ser humano. Entonces todo lo que se puede aprender y aprehender es dosificado, y nuestra percepción debe contentarse con el goteo, aunque nuestra sed sea insaciable. Hecho que puede tornarse "sospechoso" cuando, en la dosificación, los núcleos de poder meten la mano. Ya recibimos gotas de noticias, de sucesos, de ideologías y demás parafernalia que rige nuestra historia; es entonces cuando uno se pregunta de qué nos curan, contra qué nos vacunan, a qué parte de nuestra esencia le es suficiente ese goteo "vitamínico".
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miércoles, octubre 05, 2005

Llegó Roderico con su tonito autoritario a levantarme, que no había tiempo para dejadeces, ni para esconderse bajo la almohada. Le contesté que ando agripada, que con un día de TV y pachorra me compongo. Se limitó a jalar las sábanas y a agarrarme a almohadazos: ¡Vístete, en la sala esperan los inversionistas!
Ya están instalados en un cajón del trinchador, ese que está forrado con felpa y en el que guardo ciertos cubiertos. Hasta acá escucho la máquina registradora y los cantos gregorianos (que según dicen los alegres esbirros de Roderico son eficaces para la concentración).
Roderico se frota las manos (bueno, las pelonas falanges), como saboreando los futuros frutos pues argumenta que dos son los poderes sobre la tierra: billete y religión. Y por ésto ha traído de las catacumbas del Vaticano a monseñor Eustaquio y de las alcantarillas de la Trump Tower a monsieur Carcasse, ilustre contador e hijo de madre francesa inmigrante.
Y mientras mi mayordomo gobierna desde su castillo de terrones de azúcar, yo me dedicaré a tomar café y a dar un bloguitur. Ya trabajaré en la tarde si acaso me siento más energética, bah. Saludad a los esbirros del Roderico:


Eustaquio, el monseñor.



M. Carcasse, contador contable.

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lunes, octubre 03, 2005

No importa si ls encuentro en una revista, en un libro pedagógico o en la caja del cereal, los juegos visuales de "encuentre las 7 diferencias" me resultan enviciantes desde niña. Son el conjunto perfecto para provocar mi obsesión que, lo admito, puede rayar en lo patológico.
Pero estas neuronas torcidas a veces me llevan a extraños, y azules, territorios. Hace unos días, por el mentado trabajo, me topé con una imagen que juraba haber visto antes. Perdí horas-acción y horas-seso en descubrir dónde diablos la había visto por primera vez. Y mi inútil búsqueda encontró su inútil respuesta.

PROCEDIMIENTO: Quite, borre, elimine cualquier forma, color y textura de su memoria (cierre los ojitos un par de segundos, con eso basta. A continuación observe las dos imágenes, encuentre las coincidencias, detecte las diferencias:



y



Y ahora los autores. La primera imagen es de una tal Louise Williams (n. 1968). La segunda de Chagall, pintada en 1942. ¿Homenaje, coincidencia o copia vil? Eso no lo sé a menos que me topara con Louise para preguntarle "oye, qué onda con tu cuadro". Ahora bien, antes de leer los nombres ¿qué imagen les gustó? ¿una? ¿las dos? ¿ninguna? Habrá quien reconozca un Chagall de primera vista. Pero en estos asuntos del arte a veces creo que vende más la etiqueta que el producto. En lo personal me quedo con la mujer asirenada de Chagall y sus símbolos. Aunque el verdadero raiting de estos cuadros radica en la composición sobre ese azul infinito. Supongo.
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jueves, septiembre 29, 2005

1. Mientras esto escribo devoro uvas verdes a diestra y siniestra. Me muero de hambre, pero tanto ver comida al óleo me tiene empachada. Las uvas son suficientes, muy azucaradas; aunque unas papitas fritas me darían mayor satisfacción mas dejan los dedos grasosos y las migas caen dentro del teclado. Y parece que este trabajo llega a su fin por lo que podré darme, mañana, un bloguitour.

2. Parece que Roderico ha conseguido nuevos inversionistas para Mergruen Inc. y así poder continuar nuestras sesudas investigaciones para ofrecer al aljibeño promedio novedosos productos JElicidad:



Muchos reconocen nuestro impecable logo, otros, los más nuevos, no tienen ni idea de qué va pero intuyen la poderosa fuerza que emana de sus colores.

3. Pero antes debo traer un par de cuadros con aquello de "quién fue primero, ¿el huevo o la gallina?". Ya verán... Ahora sí, me voy al súper...
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lunes, septiembre 26, 2005

Dediqué un rato a recrear --lo que en jornada laboral se nombra perder el tiempo-- el ajetreo de una legión de ángeles en una cocina: unos acarrean agua, otros examinan la textura de las raíces; los más cuidadosos quitan la cáscara crujiente de una pila de cebollas. Y van de aquí para allá, levantando ventiscas con las inmensas alas que en ocasiones provocan el rodar de unos dientes de ajo o atizan el fuego del hogar esparciendo, con peligro, las pavezas. Deben ser muy diestros los ángeles porque no portan mandiles y sus vestidos continúan igual de inmaculados; y tal vez no sea destreza sino divinidad pues ¿qué verdura, qué trozo de aguayón, qué betabel siniestro --en sus cinco sentidos-- osaría corromper la pureza de estos seres?
Mas luego, en mi recreación, me cuestiono si aquellas alas desplegadas no son guarida de ácaros y piojos inmundos; y si las mismas no expelen ese tufillo que tanto odio de las aves: ese olor a usado, a sesos decrépitos, a vejez implacable. Pero no. Esas manos emplumadas sólo podrían albergar bichos iridiscentes, limpios, amigos.
Al final, agradezco a Murillo el haber podido perder el tiempo a través de su vida agitada y de su gloria no vivida. Quien logró concebir este evento "cotidiano" merece ser recordado:


La cocina de los ángeles, Esteban Murillo.

jueves, septiembre 22, 2005

Con las prisas olvidé dejar un pasaporte para un paseillo virtual: buscando encontré este sitio para pasear por Herculano y anexas. Me parece que en el monitor sabe más sabroso que en los libros y se puede ver de todo. Adecuado para aquellos que afirman que Roma no ha caído. (Se recomienda, como música de fondo, Carmina Burana o, en su defecto, el soundtrack de Gladiator). Tome su pasaporte.
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miércoles, septiembre 21, 2005

Llevo un rato leyendo un tal Codex Romanoff que, en teoría, es la transcripción de las anotaciones sobre cocina del mismísimo Leonardo Da Vinci. Tiene de todo un poco: recetas, descripciones de ingredientes y servicios, hasta comentarios personales de Da Vinci. Y entre páginas y páginas, diagramas de asadores innovadores, reformas para la cocina y hasta un rebanor de huevos automático (hermoso).
Pero las horas dedicadas a la búsqueda de pinturas renacentistas con comida de por medio han sido infructuosas. Busco y busco y estoy a punto de enloquecer entre tantos Via Cruxis, Anunciaciones, Juicios Finales, y más cruces, y llagas, e INRI y Magdalenas plañideras y vírgenes que asoman por cientos. Y claro que no me detengo a admirar las coposiciones o cómo de un Cristo a otro el claroscuro o el tono lívido de los pómulos es más sorprende que en otros. Busco comida y no la encuentro. Pero, al vuelo, me topé con este cuadro de Bellini, Cristo muerto entre ángeles que rompió mi observar cansino: es hermoso y no tengo tiempo para explicarme el por qué



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lunes, septiembre 19, 2005

20 años

Es inevitable recordar la ciudad pasmada, la ciudad polvosa, la ciudad llamarada, la ciudad metamorfosis, la ciudad tristísima, la ciudad miedo, la ciudad odiada, la ciudad amada... recordar que cuando los muros y as varillas cederieron, otros muros inasibles también fueron derribados: en los días que siguieron al temblor del 19 de septiembre de 1985 el chilango era otro, estaba desposeído de sus máscaras, de su arrogancia, de sus clasismos, de su neurosis, de su egoismo; tan humano el chilango, tan amoroso, aterrorizado. Y ahí resplandecía ese lado luminoso de todo grupo que se hacina contra toda idea cuerda de convivencia.
20 años después esa iridiscencia está oculta, las más de las veces; pero quien la ha presenciado ama a los chilangos, ama los vestigios de Tenochtitlan.
Otros desearon que las varillas y el cemento nos borraran. Esos son necios. Pequeños ciegos.
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lunes, septiembre 12, 2005



Y tal vez podría recurrir a lo que hacen los niños de ciertas edades: animar. Animaría los conceptos y todo aquello que me es inasible para así aterrizarlos, materializarlos en un intento de ordenar todo lo que se escurre y erradicar, de una vez por todas, cualquier sobresalto.
Por azar he encontrado a Ayres. Yo buscaba vasijas griegas para un trabajo. Y ella, Ayres, es la invitación para animar la fragilidad que tanto me aterra, que tanto me fascina, que es un misterio antiguo como aquel que dilataba las pupilas cuando contemplaban el fuego.
Y con ella, a través de ella, por ella, puedo "renombrar" a la fragilidad: Ayres... es casi un murmullo o casi un aullido o casi el sonido estridente que estrella los cristales de la intuición.
Ahora, la fragilidad, duerme en una cueva arrullada por la nana de las raíces. Y no importa si la abandono --sólo un poco-- porque debo trabajar como trabaja la gente grande. Nadie puede quitármela, su nombre, Ayres, está grabado en la piedra.

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jueves, septiembre 08, 2005

Llevo una semana inmersa en el mundo de la gastronomía y no precisamente por lo que brota de mi estufa sino por los libros y los datos, nuevos y antiguos, que necesito para el trabajo en curso. Dice el refrán que "lo que bien se aprende no se olvida", claro que no se olvida del todo pero sí queda marchito en la memoria por lo que el uso de aspersores neuronales es vital.
Para los amantes del caviar, de sabores y/o emociones fuertes dejo una apetitosa receta de una salsa exitosísima en la aurea Roma y que también fue saboreada en las mesas medievales, además de que fue objeto de fuertes intereses económicos y hasta están los que afirman que este condimento fue uno de los factores que provocó que los romanos conquistaran las Galias. Las comparaciones gastronómicas son ociosas, pero podría especular que esta salsa fue como la catsup actual: ¡échenle a todo, que sabroso es! :



Para elaborar Garó (del latín garum) junte usted todas las vísceras y demás desperdicios del pescado que tenga a la mano, lávelos bien y póngalos a macerar en salmuera durante varios días. Cuele la mezcla y reserve el líquido para bañar sus asados (carnes blancas o rojas, indistintamente), y todo aquello que aterrice en su plato. Se recomienda guardar la salsa en una ánfora, en un barril de madera fina o en un vitrolero, éstos últimos son muy decorativos. Provechito.
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lunes, septiembre 05, 2005

de pensamientos malaleche

1. He imaginado ser dios, no una vez, ni dos. Y por ello tengo una lista detallada de lo que haría: en uno de tantos incisos planeo agarrar a la humanidad toda y verterla en un gran --y divino-- procesador de alimentos. No para exterminarla --que es divino-- sino para hacer una mezcla, una buena masilla para moldear a todos los individuos de nueva cuenta. Sí, sería como hacer galletas. Y entonces, con mi humanidad uniforme, repoblaría la tierra, algo que podría llamarse "la globalización de jengibre (divino)". Y por un momento contemplo esta armonía que se sostiene en la imposibilidad de la diferencia, del desacuerdo de la no igualdad.
Pero entonces, yo, el que fuese dios magnánimo, observo cómo mis galletas que corretean por las praderas empiezan a devorarse entre sí. Enfurecido les mando un diluvio lácteo para que mueran las ingratas, las necias, las estúpidas galletas (el diluvio es simplemente un litro de leche, divino, vertido sobre el planeta).

2. Quisiera ser dios, o un dios, o muchos dioses porque en mi humana soberbia me siento capaz de arreglar todo desperfecto. He imaginado cercar naciones enteras, o mezclar distintos bandos arrojándolos en una isla remota como experimento pedagógico, y divino, para traer "paz a los hombres de buena voluntad". Seré genial. No entiendo como dios no me hace dios a la voz de ya.

3. Pero a ratos descubro el por qué de mi no divinidad: he pensado, y ya no imaginado, abandonar a los ahogados a su suerte para que mueran con tristeza como otros mueren con las barrigas hinchadas, con los cuerpos desmembrados, muertes tristes, vergonzantes, siniestras. Y quise enviarles rifles con aderezos criollos y con perejil picado espolvorear mi sentencia: aprendan su lección, aprendan, aprendan... y con esto me percato de cuan imbécilmente humana soy, tan corta de entendederas, tan mezquina como todos aquellos a los que, en divinidad, quisiera transformar. Hoy no quiero ser dios. Pasado mañana, tal vez, a lo mejor.
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jueves, septiembre 01, 2005

burbujas retro

A nadie interesa si estoy regando migajitas sobre el teclado provenientes de mi pan de caja que abriga unas rodajas de salami; o si observo cómo el reloj se acerca al mediodía lo cual indica que es hora de cocinar; o si el tiempo ya no es mi tiempo porque mi trabajo se ha vuelto demasiado "serio" --para mi gusto--. Todo esto es intrascendente para el ojo lector. Pero lo que sí debe interesar es la higiene lúdica: si el baño de cada día se convierte en un rápido chapoteo el la regadera ¡temed la ira de los dioses! porque se pierde cualquier disfrute.
Hacía rato que no compraba un gel de baño, tuve que conformarme con vil jabón que, aunque perfumado, no regala las mismas burbujas ociosas y aromatizadas que el gel. Nada mejor que llenarse de burbujas, hasta quedar blanquito de jabón. Traten, háganlo, burbujeen en la bañera o en la regadera. Es bueno pa la salud (Bob esponja lo sabe, por ejemplo).
Y ojo al elegir la fragancia: destapen el recipiente aunque el poli del súper los vea con ojos de gavilán. No vaya a ser que terminen mareados con un aroma de durazno y se desmayen y se ahoguen en la coladera.
Y nada como el afiche retro para hacerse una idea:

Para el aljibeño pendenciero, jabón El Gato:



Para el aljibeño poco afortunado, jabón El Trébol:



Para el aljibeño pasado de lanza, Jabón del Explorador:



(Aunque ya sé que, a escondidas, comprarán uno más fancy, no se hagan):


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lunes, agosto 29, 2005

Que conste que muy temprano, por la mañana, me levanté decidida a exterminar estos pendientes para llegar a un fin de semana calmo y disfrutable y los hados no me dejan. He perdido parte de la mañana buscando mi agenda: no está. Y ahora, sin guía alguna, camino por sórdidos senderos de trámites telefónicos, de búsqueda de información no marcada, y la duda de si lo que hice sirve para lo que tenía que servir.
¡Pinche agenda, onde andas! Y pierdo más tiempo buscándola, como si los monitos impresos en su carátula fuera a resolver mis broncas, o como si ellos estuvieran listos para dictarme lo que tengo que escribir. A lo mejor sí, a lo mejor en la agenda están las palabras perdidas, o mi lóbulo temporal izquierdo, o el orden de este día.
Debe tener hambre --la agenda--, iré a triturar una galleta y a soltar migas por toda la casa, en una de esas la muy ingrata salta de su escondite para saciarse.
Voy a encontrarla, seguro es su ausencia la que no me deja concentrarme. Digo, a alguien o algo debo echarle la culpa ¿no?
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miércoles, agosto 24, 2005

"A las palabras se las lleva el viento"... más bien el agua. O tal vez se quedaron pegadas en la cinta adhesiva, o asfixiadas en los forros plásticos de la pila de libros que tuve que forrar. O a lo mejor se perdieron en las desmañadas del nuevo, y viejo, ritmo escolar.
En lo que encuentro mis palabras para que floten aquí, para que de una vez terminen mi trabajo y otros ocios no remunerados, dejo agradecimientos a todos los aljibeños --festivos por naturaleza--.
Me voy al súper en lo que Roderico se apaña mi juego de SIMS (que por ahí me regalaron), ahí les traigo algo de botana...

pd: si encuentran las palabras mándenlas de vuelta a la colina. Tan-tán.
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sábado, agosto 20, 2005

cumpleaños

Es lo bueno de este aljibe: si en la realidad no se puede andar de festivo, aquí basta con confetis y serpentinas de bytes; sí, y una plantilla algo colorida, ja. Y como ya es una tradición (bueno, es el segundo año) festejemos con el inigualable baile de emancipación de san plátano. Me acerco al cuarentazo... ¡pero todavía no, jijos! Mañanitas de fondo y a bailar:



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viernes, agosto 19, 2005

antesala

[...]
RODERICO: ¿Hoy también traes plátanos?

YO: No, Voy a terminar una imagen para la nueva plantilla. Mañana toca el tradicional baile ritual de san plátano.

RODERICO: ¿Por qué cambias la plantilla? Das la impresión de ser inestable.

YO: Cha-le. La cambio cuando ando jocosa, triste, emputada, depre, etc...

RODERICO: Y cuando no la cambias, entonces estás ociosa o muerta.

YO: Cha-le. Mejor ve a comprarme cigarros, se acabaron.

RODERICO: No porque me roba el viejo del costal. ¿Te gustan los cigarros porque no te gustan tus pulmones?

YO: No, güey, me gustan pa colorear el viento. Cha-le, me voy a la tiendita.

RODERICO: ¡Apúrate, y me traes un dulce!
[...]
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miércoles, agosto 17, 2005

En algunas recetas se dan explicaciones sobre el cómo deben cortarse algunos ingredientes: si la zanahoria va en juliana, si la papa en macedonia o si se requiere cortarla en pajita. Cada corte es diferente y preciso. Pero está el termino "en trozos" (que puede variar en grandes o medianos) y aquí la definición queda abierta a la subjetivad del cuchillo en turno.
Prefiero los días en macedonia o en juliana porque soy caótica per se y algo de rigidez en la cotidianidad me mantiene con los pies en la tierra. Pero malo cuando los días vienen en trozos porque no sé de qué van, hacia dónde van o por qué van. Así se presenta esta semana: corro de aquí para allá, y cambio de actividad conforme el tiempo me lo permite. Y así seguiré. Lástima que tendré que dejar a un lado mi planeación para despeñarme en un caldo que aunque aromático y sabroso tiende a formar torbellinos.
Por lo pronto me voy a la regadera para despejarme y agarrar vuelo para seguir troceando las horas. Quien quita y en el torbellino de la coladera mi santo amoroso me hace señas nuevas: bracea, imbécil, bracea...


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lunes, agosto 15, 2005

...y más de uno compartirá, o ha compartido, esta sensación cansina de mirar el horizonte, de observar el rededor mientras sentimos que nos hemos detenido sobre un pantano cuya agua viscosa nos succiona lentamente, nos devora sin hincar colmillo alguno, deslizándonos con nuestro hartazgo, con esa tristesa familiar que todo lo invade. Y queda mirar hacia arriba, buscando quién sabe qué o a quién sabe quién, como si la verticalidad tuviera una respuesta o una señal --la señal que es el único asidero de la necedad--.
Ante la certeza del hundimiento hemos aprendido a burlarnos de nosotros mismos, a reír como los locos del teatro. Y encontramos el chascarrillo, o la imagen o el fragmento creativo que no es más que un payaso alcohólico que realiza sus trucos para que el auditorio escupa carcajadas mientras su hígado es un amasijo de células muertas.
Mi payaso personal desea dejar el horizonte y buscar en el vértice al santo alado que me rescate del lodo interior. Y como en esta imagen veré, iluminada, volar a san plátano y escucharé su voz que sólo los elegidos han de escuchar: muévete, imbécil, muévete...


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viernes, agosto 12, 2005

Imagino a las personas como inmensas granadas que deambulan por las calles, suben, comen, duermen y a ratos ríen o a ratos lloran. Todas ellas reservadas porque, como le sucede a las granadas, al mostrar cualquier evidencia de su dulce interior no faltará el ávido, el hambriento, el gordo travieso que decida devorarlas. Y con esto entiendo el por qué de sus mil máscaras, de sus falsas palabras, de sus juegos de artificio y de su rendir pleitesías al imbécil entronado.
Y supongo que aquellas cáscaras son vitales, todas ellas de diversos colores pero siempre con esa textura que recuerda a algo olvidado en un desván, o a algún papiro antiquísimo que se salvo de un histórico incendio. Entonces imagino su sabiduría y sus miles de fonemas que todavía están por decir. O sus besos arrebatados, sus caricias furtivas, su caridad alimonada y todo aquello que puede existir en un interior complejo.
Imagino, mas a ratos todo parece un espejismo porque las granadas son sólo deseo y esas personas que recorren las avenidas no son otra cosa que cebollas inmensas con capa tras capa tras capa donde al final nada queda y ya nada tiene importancia.
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miércoles, agosto 10, 2005



Las frases iniciales pueden definir el tono del discurso a seguir. Tal vez por ello me quedo horas contemplando este cuarto ante el poder indiscutible de "la primera frase". Por ejemplo, he aquí tres frases iniciales para este "post":

a. Si nos adentramos en la poética del chocolate...
b. Mientras "pelo" Kisses sin recato alguno...
c. Mi trabajo es como un chocolate al sol...

Si elijo la a escribiría sobre la infinita tristeza que me provoca el que Gaston Bachelard esté muerto porque si bien nos regaló la poética de los cuatro elementos no nos regaló La Poética del Chocolate, o La Ensoñación del Hot Fudge. Y el aljibeño opinará que ya no debo tomar tanto café ni trabajar de noche, ni debo leer a Bachelard mientras escribo mi libro-encargo sobre el chocolate.
Si elijo la opción b podría seguir un tono erótico-decadente, desvestir Kisses y ponerlos a bailar sobre mi lengua, o sobre la lengua de otro; y cuando el aljibeño se sonroje romper el ritmo al decirles que el diseño de los lujuriosos besitos no es original de Hershey sino de una tal compañía Wilbur; o que el ricito de papel que los distingue asomó por primera vez 14 años después de haber triunfado en el mercado.
Por último, si me quedo con la c utilizaré palabras como derretido, grasoso, untable, escurrir, fundir, batir... Y contaré como me divierto, y me estreso y me pierdo con toda la información que he obtenido y cómo desearía que alguien viniera y trazara la cartografía de este libro a medias. Y aquí sacaría una ouija para invocar a un tal Whitman que fue quién inventó los mapas "chocolatiles" que ofrecen algunas cajas para orientar nuestra gula voraz siempre desierta.

O dejo la opciones para otro día y mejor me aplico en buscar la frase inicial del último capítulo de mi trabajo chocolatoso libro.
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lunes, agosto 08, 2005


Judith Kindler


1. Imagino esas carreras que se realizan en un festivo estadio olímpico donde los competidores lucen shorts diminutos, tan esenciales para mostrar ese movimiento de hélice que realizan las piernas del corredor y que se antoja hermosamente imposible. E imagino los últimos segundos de las carreras cuando los últimos sprints deciden quién será el dueño del laurel, de la medalla o del aplauso en las tribunas.
Esta es la semana de la carrera, y de todo a las carreras. Supongo que puedo sacarme de la manga un buen sprint, más por obligación que por motivación --aunque a veces no sé si ambas son la misma--. Y no imagine ahora el lector que andaré con minishorts, no me late atentar contra la estética y meos atentar corriendo contra mi corazón que éste lleva la cuenta de todos esos cigarrillos inmolados en honor de mi vicio.
Mi carrera se asemeja a esa de los caballitos del carrusel, que van en chinga con su trotar imaginario y al galope sin que sus crines se despeinen nunca (la madera puede ser tan formal).

2. Al fin decidí dejar de ser tallerista adjunta y veremos si por ahí hay otros curiosos del Arcano Mayor para el Curso de Tarot. Si saben de alguien aquí encontrarán la información.

3. Esta semana me gusta para declararla "Semana Veraniega de San Plátano", como fiesta previa a mi cumpleaños (si no armo desmadre yo ¿entonces quién?). Y tan-tán.
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viernes, agosto 05, 2005

¡aljibeño al agua!


by Ferguson


Es la hora de arrojar salvavidas a diestra y siniestra, apañe el primero que encuentre y no se ponga roñoso con aquello de que los rojos saben mejor; el movimiento ha de hacerse en chinga porque, por si no lo sabe, el agua causa estragos en estos anillos...
La cuestión es flotar pues últimamente a todas las cañerías cotidianas les dio por autodesasolvarse: después de semanas de desempleo y de clientes escurridizos ahora no hay forma de organizar lo laboral; a último momento, y por la gracia de san banano, me enteré que la escuela del hijo cerró y por la misma gracia de san banano ya tenemos una nueva; las visitas siguen saltando en casa y yo intento que el día tenga más horas pero nada, el sol sigue saliendo a la misma hora.
Y he comprobado --ya no es coincidencia-- que cuando los días juegan al torbellino algún sistema hidráulico de esta casa falla. Y por esto, y por todo, y por si algún aljibeño más anda en estos ritmos: agarren su salvavidas: me voy a comprar un "perico" y a reparar los empaques de la regadera que sólo nos falta vivir en la inmundicia al juntar células muertas.
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martes, agosto 02, 2005

botanitas de agosto

En un libro nunca escrito leí que alguna vez existieron olivos en el cosmos pero que un asteroide distraído los derribo todos. Y que de ellos rodaron al infinito millones de aceitunas maduras, algunas verdes, algunas negras y las menos rellenas de pimiento y anchoa.
Ya he enviado a Roderico a hacer el mandado, traerá una caja repleta de palillos. Hoy, por la noche, iremos de paseo al cielo, a ensartar aceitunas. Alguien debe de alinearlas. Los astros andan alborotados y alboratan esta nuestra tierra --que no es más que una colina algo árida, repleta de edificios, comercios, banquetas y semáforos que pocos respetan--.
Sí, seguramente Roderico le dará un mordisco a alguna estrella. Ni él ni yo conocemos su sabor.
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viernes, julio 29, 2005

Drama insulso, en un acto, de cuando el estrés me gana ante cierto trabajo que acepté

YO: Ya me perdí entre tanto libro, y apunte y páginas marcadas; me late que esto sólo es el principio del caos. Y ¿dónde se ha mentado al dios de la claridad? Puros santitos y divinidades cura tripas, echa buches, lapidantes y redentoras, ¡y más nada! ¡No hay divinidad de la claridad!

RODERICO: Toma, Néctar del Dios de la Claridad, bébelo. (Ofreciendo un vasito)

YO: ¡Qué ostiones es eso!

RODERICO: ¡Cloro!

YO: Pero, ¡eres un imbécil! pinche serial killer de pacotilla, si me lo tomo me muero...

RODERICO: Ya estás muerta.

YO: NO, tarado, tú eres el muerto en esta historia: ¡mira, se te ven las costillas!

(Roderico se bebe el cloro y dice ¡salud!)

YO: méndigo mayordomo, ¡ve y chinga a tu madrecita y déjame trabajar!

RODERICO: No tengo mamá.

YO: Pues te la presto...

RODERICO: ¡Va!
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miércoles, julio 27, 2005

cruce de caminos

Fonéticamente, en castellano, la palabra encrucijada posee de ya una carga simbólica; al pronunciarla, en voz alta, podemos notar que sus sonidos se cierran para luego abrirse en las vocales "a". Cosa más suave es el término "cruce de caminos" lo cual no logra diluir la carga simbólica del concepto.
La encrucijada se convierte en el centro del mundo para el que allí se ubica; suele ser lugar de apariciones y revelaciones. En todas las civilizaciones se han levantado, en las encrucijadas, monumentos, capillas o altares. Es el lugar que invita a la reflexión; la parada inevitable del camino y que ofrece un viraje, una transformación. Pero también es el lugar de paso donde uno puede desembarazarse de las cosas negativas. En otro plano también se le considera como el umbral entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Existen ejemplos de rituales curiosos que se han llevado a cabo en dichos cruces a través de la historia de la humanidad: desde la afición de ahorcar gente en ellos hasta enterrar ofrendas de algodón y cereales en su tierra. Pero hoy este asunto de las encrucijadas sólo me interesa por una imagen que encontré, azarosamente, al buscar el homónimo azteca de Ek Chuah, dios maya de los mercaderes a distancia:
Encontré el nombre del dios azteca: Yacatecutli (el señor que guía), dios protector de los pochtecas. Y encontré su imagen, gloriosa, proveniente del Códice Fjérvary-Mayer. Me ha parecido de una belleza y una complejidad tal que dudo escape de mi memoria visual. Que flote en el aljibe el amo y señor de las encrucijadas:



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lunes, julio 25, 2005

Sí, todos reconocemos estas imágenes: pender de un hilo, caminar sobre el filo de la espada, estar al borde del precipicio. Son imágenes trilladas y aún diríamos que son lugares comunes. Podríamos crear una jerga para este asunto del equilibrio: trapecio, equilibrista, péndulo, balanza... y que tal traspié, tropiezo, vértigo. Hablar sobre equilibrio engolosina, ya sea por su fragilidad o su brevedad que lo hacen tan codiciado. Pero lo que olvidamos, o nos es menos atractivo, es la frontera que lo sostiene: ese trazo que resulta eje de un balancín casi siempre imaginario.
Están el filo, el borde y el hilo como fronteras que delimitan desde principios e ideologías hasta corduras y actos por hacer. Fronteras hay de todos colores, texturas y tesituras. Y su ubicación se antoja haber sido designado por algún dios que nadie ha nombrado: basta citar algunas: quién define la frontera entre sanidad y cordura, entre fe y fanatismo, entre erotismo y pornografía, entre bondad y maldad. Y aquí todos lanzaremos teorías o verdades lapidantes impregnadas con nuestros cánones y la percepción que cada uno tiene de su rededor.
En los últimos días se me ha antojado fijar, con alguna cinta adhesiva que he de inventar, todas esas fronteras, tan dispares, tan juguetonas, tan invitadoras al caos. ¡Oh, sí! Regalar a la humanidad toda una perfecta cartografía.
Pero mi deseo de crear Utopía Reloaded ha de esperar. Ando en una frontera más terrena: debo arrojarme al precipicio de la acción, terminar un texto dulcísimo y llenar el monedero para que el señor del gas no vuelva a intentar quitarme el servicio.
Ya habrá tiempo. Creo.
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viernes, julio 22, 2005

1. Algo raquítica quedó la actualización de Osiazul, y más me vale terminar los pendientes porque he conseguido trabajo de "corre, corre, corre". Y no puedo desperdiciar mis escaneos de Maldoror. Pero no hay posibilidad de desperdicio al ir al apartado de Francisco Tario y agenciarse el librito de Equinoccio (si ya leyeron al autor, que si no de paso aprovechan los cuentos). Tampoco habrá desperdicio si consiguen los Cuentos Completos (ed. Lectorum). Lean, lean, a cambio prometo no leer más noticias para no escribir negruras.

2. La lluvia provoca. Provoca sueño, melancolía, alegría, humedad, sensualidad, hambre, y movimientos. Estos últimos van desde los arroyuelos que fluyen junto a las aceras hasta ls convulsiones de las lombrices que emergen para elevar loas al mismísimo ahuizotl. Quiero creer esto del movimiento porque esta cotidianidad posee esa quietud de augurio. Caray, hasta mi estómago está quieto: esa sensación de que algo nos angustia. "Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva..."

3. Hace tiempo en nuestra bonita y zodiacal escuesta aljibeña descubrimos que en este pozo Leo y Piscis son legión (seguidos por un par de signos que fungen como equilibradores de opuestos). Hoy el sol entró a leo, ergo:



¡Leos, alegraos! que pronto todos, en filita india, nos haremos más viejos (ja, pero a mí me toca casi al final). Velas, pasteles y regalos a todos; y no olviden que "el león no es como lo pintan"...

NOTA: el servicio de comentarios sigue caído; dejemos que regrese de su susto él solito
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martes, julio 19, 2005

1. En lo que intento terminar de elaborar varias golosinas para la actualización anual (oh) de Osiazul dejo aquí una probadita de esa extraña retaceria llamada Equinoccio de Francisco Tario:

"Existe aparte de todo, un adminículo minúsculo, seroso, movible, sujeto a convulsiones y espasmos, que llamamos familiar y risueñamente campanilla. Campánula -- sería más eufónico. Más, ¿si fuera el alma?
¡Oh, mundo lleno de enigmas! He aquí, sin ir más allá, esa titubeante campánula, con su aspecto de dedo amputado, de esputo o badajo, de pene en embrión, tierno, casi eréctil, aparentemente inútil, pero que en un remoto y oscuro día pudo ser muy bien el dedo secreto con que el hombre se hurgaba las narices por dentro. ¿O el dedo sin uña, en perfecto y activo funcionamiento, apto y necesario al mismo tiempo para provocar los grandes vómitos de la inteligencia? Vómitos de ocurrentes elucubraciones, que tan útiles le fueron al sabio para crear su Demiurgo. ¡Demiurgo! -- éste es el nombre.
--Siento, doctor, no sé qué en el Demiurgo--"


2. Y he aquí una recomendación en bloguilandia. Estos días últimos también es delicioso leer los blogs de Julio Salinas y de Kika. Probad.
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domingo, julio 17, 2005

otra cruzada ociosa

Un santo triste, es un triste santo , (San Juan Bosco).

Regresé a la iglesia en la que, hace unos meses, había descubierto un santo nuevo como compensación al no encontrar la estampita milagrosa de otro. En aquella ocasión repetí mentalmente su nombre para guardarlo en la memoria. Pero mi dislexia neuronal, o mi atención mononeuronal, borró el santo nombre de mi cabeza.
Ahora, con el nombre escrito a lápiz, traté de encontrar los retazos hagiográficos de San Caralampio. Pensé: ¡Hey, qué bonito santo p'al aljibe!. Y nada. No hay ni un jironcito del santo.
Y volví a pensar: ¡Oh, iglesia, ingrata y desmemoriada!
Sin embargo descubro que allá en Chiapas, en Comitán, existe una iglesia de san Caralampio, y una fiesta y una referencia a que es el santo patrón del lugar. Y me parece exquisito encontrar la efigie de ese santo en una iglesia escondida de esta ciudad. Pero de su vida, nada.
Y tal ausencia no es ningún enigma. Ha resultado que el santo pertenece a la iglesia ortodoxa y esos santos no están incluidos en el santoral católico. No están autorizados, ja.
Y me parece aún más exquisito encontrar la efigie de un santo ortodoxo en una iglesia católica, y que los comitecos tienen "permiso" de adorar a un santo no autorizado. Aquí es inevitable recordar aquello del Sello de Origen vital en las botellas de vino o en los productos de exportación; e imagino a ortodoxos y católicos recomendando a la grey verificar el Sello de Origen antes de consumir cualquier santo.
Mas en cuestiones de fe, o de cruzadas ociosas, no debería existir frontera alguna. Aquí es inevitable recordar al santo patrón del aljibe quien no necesita de sellos ni de validación alguna, tan poderoso es él. Ni hablar, san Plátano es único.

pd: sólo pude descubrir que san Caralampio asiste a aquellos que padecen "minusvalías de locomoción".
pd2: ¡Mi reino por la vida de san Caralampio!
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jueves, julio 14, 2005



RODERICO: Otra vez estás de huevona.
YO: No, estoy limpiando, mira: tengo un trapo, una cubeta y mi limpiador de cítricos.
RODERICO: Ah. Entonces, otra vez estás de huevona ascéptica.
YO: Qué bien jodes. Qué no. Estoy limpiando mientras espero que se me refresquen las ideas.
(pausa)
RODERICO: Ya veo. Mejor toma esto para que encuentres frescura.
YO: ¡Chingón, una sandía! Primero la meto al refri y luego me la como.
RODERICO: Corrección: primero la metes al refri y luego te la estrellas en la cabeza para que la frescura te quite lo huevona.

(Coz. Roderico vuela por los aires. Cae dentro de la cubeta. No se ahoga, ríe. Sus carcajadas borbotean. Tienen aroma a cítricos.)
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domingo, julio 10, 2005

A propósito de Pinocho

La primera imagen que poseo de unos títeres es la de un pueblo: estoy sobre los hombros de mi padre y con esta cíclope ventaja logro ver en el escenario a una familia: madre, padre e hijo. En algún momento entra en escena la muerte. Los títeres lloran. Luego un pequeño ataúd, negro con una cruz blanca, reposa sobre la pared falsa de la casa falsa. El recuerdo más claro es el del movimiento de esos títeres de madera, del como unen sus manecitas en señal de rezo.
Pude haber sido titiritero, como pude ser otras cosas. Cuando uno vive presa de tantas bajas pasiones puede ser cualquier cosa, pero las más de las veces termina siendo un collage caótico.
Los títeres siguen apareciendo, aunque con distintas historias. Ya releí Pinocho, que era un verdadero truhán; pero no tanto como este otro títere que habita en el mundo de los exlibris. Erótico, porno, picante o de mal gusto: a cada quién le toca ponerle el adjetivo que combine con su canon sexual. El tiempo pasa, y los títeres y sus escenarios cambian:



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jueves, julio 07, 2005

Al rato que salga seguro veré los titulares del periódico: serán eufóricos, indignados, vociferantes, espantados. Y tod@s comentarán los nuevos atentados. Será noticia. Y nosotros seremos eco de los medios.
Lo que me parece absurdo es que, desde que empezó el conflicto USA-Irak, casi a diario en las calles de la ciudad "sitiada" estallan coches bombas y suicidas. Uno lee: 5 muertos, 17 muertos, 3 muertos, 20 muertos... pero no es noticia.
No se equivoquen, no digo que los trozos de alguien son más importantes que los de otros. Lo que digo, pienso, siento es que la indiferencia hacia unos desencadena la desgracia de otros.
Y enfin, qué vicio tan humano el de sembrar tristezas por doquier. Malamente, la cosecha posterior casi siempre tiene sabor a ira, a odio y garantiza que el ciclo continúe. Así es, así ha sido, pero qué duro resignarse...
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martes, julio 05, 2005

unas convocatorias

Traigo unas convocatorias pa que jueguen:

Estas dos son del sitio de la editorial Tintanueva que todavía está en construcción, pero el tiempo nos ganó y más vale lanzar esto al aire:

Hay una para cuento y otra para poesía, y aunque el premio no consiste en dinero sí garantiza la publicación de la obra. Id allá.

Otra es la de Osiazul que el próximo 20 de julio celebra su primer aniversario. Esta vez no daremos libro, el presupuesto está a la baja. Pero lo lúdico no depende de esto y creo que el jitomate da para buenas minificciones. A concursar.
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domingo, julio 03, 2005

el camino amarillo ¿o dorado?



Me vibra la palabra "revoltijo" que bien puede ser aplicada a algunos platillos o al desmadre perpetuo que poseo en algunos cajones. Creo que ningún revoltijo puede ser teórico, pero puedo intentarlo.
Hace tiempo imparto una clase sobre Alicia y su país de las maravillas. Este año he decidido incluir a otros niños que comparten el mismo estandarte: son populares gracias a una película. Esto último jamás lo he visto como un atentado, al contrario, no veo ningún cataclismo en la inmortalidad de celuloide. Lo que sí atenta es que el espectador no tenga la opción de a lectura, sobretodo si esta última puede ser un goce.
El par de niños invitados son Dorotea (Dorothy) de El mago de Oz de L. Frank Baum y Pinocho de Las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi. Algunos objetarán que Pinocho no es un niño sino un títere de madera, pero nada, no hay mejor símbolo de la inocencia infantil que este personaje de articulaciones con aserrín.
Esta vez mi "revoltijo" no pretende demostrar, solamente mostrar tres caminos al posible lector: o transitas el camino amarillo sin la voz de Garland, o te tiras al pozo con riesgo de ser decapitado o te sueñas de carne y hueso.
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Dejo una cita memorable del hombre de hojalata quien tras pisar a un escarabajo y llorar por ello dice:
"--Vosotros que tenéis corazón --decía-- tenéis algo que os guíe, y no tenéis por qué obrar nunca mal, pero yo no tengo corazón, y por eso debo ser muy cuidadoso. Cuando Oz me de un corazón no necesitaré preocuparme tanto."
Y una liga para admirar las ilustraciones originales del libro de Baum realizadas por W. W. Denslow.
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miércoles, junio 29, 2005

Desperté e inmediatamente me di vuelta para volverme a dormir sólo para regresar, en sueños, a esos escenarios de dualidad: de un lado está el pueblo derruido, del otro un mar azulísimo donde aguardan bergantines y barcos menos antiguos que adivino por sus colores radiantes que sólo son posibles si la luz los devela sobre una superficie metálica. Y todo el suceso, del sueño, era vil escenario de otra de tantas historias de perros negros.
Cuando la situación, del sueño, se salió de control decidí despertar. Basta pensar: esto es un sueño, despierta.
Y desperté e inmediatamente sentí sobre mi mejilla algo que hacía cosquillas. Lo tomé entre los dedos índice y pulgar. Simultáneamente lo prense entre las yemas y vi su breve silueta a contraluz. La textura indicaba que era una orilla de algún empaque de plástico, pero la vista adivino dos antenas. Pensé en ese par de segundos que tenía que detener la pinza de mi mano, pero el pensamiento fue un eco inútil ante el crujido de aquel cuerpo.
Era una hormiga inmensa aquello que arrojé a la alfombra como tratando de ocultar lo hecho. Mis dedos, índice y pulgar, son guardianes del instinto. Mis oídos son guardianes de toda una gama de crujidos: ellos recuerdan el andar sobre una acera cubierta de flores de jacaranda caídas, el zapato justiciero que en alguna playa ejecutaba cucarachas inmensas, o el brinco infantil que fabricaba bombas con tetrapacks inflados de aire.
Y desde que desperté medito sobre los perros negros, sobre la textura onírica de sus hocicos y sobre los distantes bergantines en lo que nunca he viajado. Y pienso que la muerte es lo más semejante a un crujido, breve y sordo.
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lunes, junio 27, 2005

la dimensión desconocida, otra vez...

Existen diversas escenas cotidianas en las que la "desarticulación" posee el papel principal. Mi favorita, por su impacto visual, es la de la pollería donde las manos diestras manejan inmensas tijeras para desarticular pollos muertos.
Imagino el pensamiento, el mío, como un pollo hediondo que, lacio, aguarda el filo del instrumento. Ese diálogo interno, o sea el mío, se ha convertido en pechuga, alitas y muslo con pierna. El canto del pollo ya no es.
Esos trozos inconexos se alejan cada vez más de la unidad primera. Y las víctimas de esta desarticulación son, principalmente, las letras.
Creo que la respuesta al misterio del silencio se oculta en un montón de higaditos y mollejas (claro, del pollo mentado). O tal vez me equivoco y en realidad la solución del acertijo está escrita en alguna receta ancestral con la cual se logra reconectarse con la creatividad entre condimentos, empanizados y salsas suculentas (sí, para el mentado pollo desarticulado).
Mientras tanto tendré que resignarme a ser una pierna sin muslo, o pescuezo de pollo. Y que el silencio siga hirviendo como agorero consomé.
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Y he aquí otra víctima de la dimensión desconocida:


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jueves, junio 23, 2005

retro



Años ha, la publicidad se enfocaba en el dibujo. Nada de fotos o imaginerías de 3D. Simplemente dibujos. Algo así como verter los deseos, las aspiraciones y los antojos en un mundo de dibujillos animados.
Algunos afiches fueron obra de grandes ilustradores. Otros, ahora, son llamativos por su sencillez. Y se antoja, a todos niveles, esa simplicidad. Ser dibujito animado por un día, pero de aquellos dibujillos que se limitaban a bailar en mundos réplicas del país de las maravillas.
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martes, junio 21, 2005

cuestionarios

Por ahí me invitaron a contestar sobre mis gustos musicales (Rax y Paty arbolito), pero ese cuestionario ya flotó en el aljibe a principios de marzo. Ahora maesechimal me da esta tarea, harto útil pa sacarme de mi cripticismo virtual que sólo es reflejo de mi estado de ostra real. Y va, veamos:

--Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser?
Me late que esta pregunta es para elegir un libro odiado, mismo que terminará (terminaré) ardiendo: "Mi lucha" de Hitler que, aunque sirva pa entender a esta mente ociosa, sigue jalando adeptos (oh, sí, la infamia es atemporal).

--¿Alguna vez te enamoraste de algún personaje de ficción?
No.

¿El último libro que compraste fue...?
Poemas 1906-1914 de Georg Trakl.

¿Qué estás leyendo actualmente?
Postludio de Gottfried Benn (poesía) y El dueño del secreto de Antonio Muñoz Molina.

Cinco libros que llevarías a una isla desierta:
1. El sonido y la furia de William Faulkner.
2. Los hermanos Karamazov de Fiodor Dostoievski
3. El otoño recorre las islas de José Carlos Becerra.
4. Obras completas de E. A. Poe
5. Poesía reunida de Leopoldo María Panero.

¿A quién le paso el cuestionario? A cualquiera que deje un mensaje, veremos si luego encuentro respuestas en sus respectivos pozos. Y tan-tan.
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miércoles, junio 15, 2005

Fugas

1. De las lecturas recuerdo la tensión que me provocó la fuga del Conde de Montecristo de aquella isla estéril frente a las costas de Marsella. Años después descubriría un paralelismo con la isla de Alcatraz la cual conocí a distancia. Ésta también poseía sus leyendas sobre fuga memorables. En ambos casos, ficción y no, la urgencia de huir de esas tierras yermas me pareció ineludible.

2. Del Conde de Montecristo me asombró su casi mística paciencia. En su momento no reconocí el hecho de que el odio y la venganza pueden ser un motor vital inextinguible (era peque cuando lo leí). Años después trataría de entender, entonces sí una mística paciencia, en la historia de Job, víctma de un Dios retado: a que no te lo chingas pa probarlo --algo así le pide el ángel caído.

3. Dumas optó por un final feliz en su novela: el viaje del héroe que llega a buen término, recompensas y aprendizajes incluídos. Y en su momento, por supuesto, sentí regocijo al llegar a la palabra fin. No así con Job: con él me quedé con la sensación de que debió de haber terminado sus días como un hombre piadoso, pero tristísimo y adolorido por dentro y por fuera.

4. Años y años más tarde conocería, vía una amiga, una luminosa anécdota de Job que incluye una calabacera. Y conocería también el odio, la venganza, el reto y demás colores. Lo que queda al final, o a este primer recuento, es que aún de las tierras estériles se escapa y cuando todo se pierde existen nuevos caminos y nuevas historias aunque la calabacera aquella ya no exista.

5. Claro, estoy en fuga. Pero algún estúpido optimismo me ha de quedar si regreso a este mi charco nadando alegremente (ja) con Job y un conde. Enfin.
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viernes, junio 10, 2005



Cuando usamos el término "pensamiento mágico religioso" solemos asociarlo a las culturas antiguas, o a las "primitivas". Somos los adictos a la "modernidad", y tal es nuestra adicción que hasta nos creemos postmodernos, más allá de lo moderno, y catálogamos lo que se nos antoja de "retro".
Y nada. Seguimos de animistas, erigiendo totems y adorando dioses que nunca nadie ha visto. Basta pensar en la bolsa de valores, en las grandes corporaciones o en las deudas externas: se habla de "millones de dólares" aquí y allá, pero los tales millones son inmaterializables. No existen en papel moneda, no existe su peso en oro. ¿Dónde puedo admirar y enceguecerme con tantos millones? En ningún lugar, a lo sumo puedo aspirar a ver cifras y símbolos. He aquí nuestro pensamiento mágico religioso: $$$. Creemos en $, adoramos a $, tememos a $, y nuestra cotidianidad se rige por $. Es nuestra música, nuestro compás, nuestra civilización: $.
Las divinidades son omnipotentes. Y muy caprichosas (muy latinas, pues). Dentro de este "olimpo postmoderno" están las filiales, las franquicias y las sucursales, dioses harto abundantes que pueden ser adorados localmente o importados de otros lugares (para adorarlos también, claro). Y ocurre que las "guerras santas" son inevitables:
Cerca de la colina, en un centro comercial, existía un Café de la Selva que dentro de su amplio surtido de café ofrecía el "de casa" proveniente de alguna región de México y cuyo objetivo era el de impulsar y apoyar a los golpeados cafetaleros de nuestro terruño.
Se acabó la sabrosa mezcla "de casa", el Café de la Selva cerró. Parece que el coqueto Starbucks, que abrieron en el mismo centro comercial, les apañó la grey (perdón, clientela). Ahí se vende café importado de USA que previamente fue importado de Colombia. Ni hablar, la gandallez del intermediario internacional rifa.
Cualquier lugar es bueno para tomar cafecito, aunque es deseable (y tontamente idealista) tomarse un sorbo para apoyar ciertos proyectos si además el producto es de excelente calidad. Enfin, no estoy inscrita en ninguna ONG ni ando en la cruzada del Comercio Justo ni busco la etiqueta de Café Orgánico: tomen café donde quieran.
Pero, ¡ojo! En este caso Selva vs Starbucks parece que gran parte de la traidora grey (perdón, clientela) no fue seducida por el grano colombiano (el mejor, ni hablar) sino por ese estar inn que tanto gusta a nuestra clase media. O porque pronunciar Starbucks con acento es muy fancy (mejor reciten Blake, inútiles).
Veamos: es pasable que alguien endulce el café negro con azúcar, y ni qué decir de un buen tuco azucarado. Pero afirmar que el café Starbucks es de lo mejor cuando se usa Nutrasweet es la prueba de que si llenaran sus vasitos con café soluble (herejía) no notarían la diferencia. Mejor tomen agüita de limón...

nota 1: algunos menos fatalistas que yo sí dedican tiempo y esfuerzo a las cruzadas. Para enterarse, asustarse, indignarse y/o unirse vayan a Comercio con Justicia
nota 2: O firmen este curioso libro I hate Starbucks
nota 3: Y a modo de cruzada personal he decidido no ir a la nueva cafetería, ni a ninguna con el mismo sella. Bah.
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miércoles, junio 08, 2005

del sitio azul

Hace varias lunas y posts mencioné un cuento de José Revueltas que he incluido en mi topten. Después de varios tropiezos (incluida la caída del sitio que arregló mi "hosteador"), al fin flota La hermana enemiga en el sitio azul. Así arranca:

Dispuesta al trance inaudito de esa subterránea e inesperada religión a la que iba a ofrendar su sacrificio --primero con angustia y más tarde, por un misterioso milagro del rencor, amorosa y devotamente--, despacio, ciega, sin sentidos, con muda y frenética ansiedad, había reunido todas sus débiles fuerzas para este minuto de la Elevación del Cáliz. Era una Elevación del Cáliz, no algo menos terrible. Un Ofertorio negro.[...]

Si esto no basta para picar su curiosidad y que con ella naveguen hasta la actualización de osiazul para terminar el cuento, para la próxima traigo un punzón-saca-ojos.
Id, que de paso verán rodar un bollo (¡!).
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lunes, junio 06, 2005



A partir de hoy todo me valdrá sorbete. Ya no me importará si un claxón suena a medianoche, o si nos freímos todos en la polvosa primavera chilanga. Nada ha de importar: ni las cuentas, ni las deudas, ni los asuntos a medias, ni la carcasa de una musa, ni el deber ser que asoma por la coladera. Ni siquiera me lamentaré por la balanza imaginaria que algún dios corrupto usa de columpio. A partir de hoy todo es nada.
Hoy he decidido comer, jambar, devorar sin vergüenza. Hoy he decidido convertirme en un rosado y colosal jamón. Seré inmenso pero de buen sabor. Y no saldré de mi incubadora hasta que mi masa condimentada opaque al sol: entonces rodaré colina abajo aplastando todo a mi paso, impregnando gente, perros, autos, aceras, postes y fachadas con mi salmuera.
Y el mundo gritará: ¡Mira, allá va, rodando, un rosado y colosal jamón!
Y el mundo que son ellos, esos, estos, aquellos, ustedes y yo estaremos complacidos.
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viernes, junio 03, 2005

Fue bautizado como Íñigo y con tal nombre vivió su infancia, su adolescencia y su truncada carrera como militar. En alguna de sus campañas fue gravemente herido y es en su convalescencia que una visión divina le muestra el camino en el cual Íñigo se transformaría en Ignacio de Loyola, y a su muerte --y trámites de por medio-- en San Ignacio. Si quieren conocer más sobre el fundador de la Compañía de Jesús (alias los famosos jesuitas) vayan allá que hasta estampita milagrosa obtendrán. Lo que no encontrarán es la referencia en la que el gran Ignacio niega a un personaje peculiar la entrada a la tal Compañía de Jesús.
El rechazado fue Guillaume Postel (1510-1581). Dedicó gran parte de su vida al estudio de las culturas de oriente y a la elaboración de alfabetos que facilitaron las traducciones del árabe tanto de obras pías como de textos variados (el traduce el Zohar). Después de un breve noviciado con los jesuitas, y tras ser rechazado, su vida se convierte en la del vagabundo, en la del loco visionario errante.
En 1547 conoce a la Madre Jeanne a quien considera como un segundo mesías encargado de la redención de las mujeres (para él, Jesús, sólo iluminó al sector masculino). Fue de los primeros teólogos defensores de los conceptos "tolerancia" y "universalidad" a nivel espiritual. Al final, después de viajes a oriente y a la sede de la Santa Inquisición, termina sus días preso en un monasterio. (Suertudo él que no ardió en leña verde).
El apellido Postel es familiar para los amantes de la Cábala y de los textos herméticos (como Paracelso, como G. Bruno). Pero es inexistente en los índices de los grandes personajes jesuitas, y de él no hay estampita milagrosa; aunque he logrado encontrar un grabado en la web. Ya el lector tendrá la libertad de imprimirlo y agregarlo a su bolsillo, ahí, junto a su San Judas Tadeo. Y a modo de oración añádanle esta cita de la obra de Hermes Trismegisto, va:



...el que ha aprendido a conocer a Dios, como está colmado de todos los bienes, tiene sus intelecciones de Dios mismo, y ellas no son semejantes a las de la muchedumbre. De ahí que aquellos que están en el Conocimiento no agraden a la multitud y que esta tampoco les guste a ellos. Los hacen aparecer como locos y son expuestos a la burla pública, se les odia y desprecia, y hasta puede que incluso se les de muerte.  POIMANDRÉS (IX, 4)

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jueves, junio 02, 2005

Dentro de la fauna laboral (sí, fauna, lo animal nunca se quita) están aquellos que deben demostrar, a toda costa, su hambre de poder. Contrario a lo que el lector pueda imaginar, esta subespecie (sí, es sub, aunque pululan) no busca demostrar su valía por medio de la organización, la eficiencia, el conocimiento y demás parafernalia positiva. No. A la usanza de otros congéneres (a los que consideran inferiores y del "mundo animal") van por ahí marcando territorio: apañan una buena oficina, sacrifican la funcionalidad y despiden a cualquiera que atente contra su poder.

pausa: aquí recuerdo un bonito documental sobre cierto tipo de alces, creo, que restriegan sus genitales contra la corteza de los árboles pa definir sus dominios.

Y ahí va, el individuo de la subespecie, pavoneándose y pavoneando toda su imbecilidad. (El lector se asombrará de la textualidad de ciertos verbos con el "pavonear"). Y le vale madres si su sueldo proviene del erario público, o si la expectativa de otros es que se ponga a trabajar: el susodicho no puede ser domesticado y mucho menos amaestrado.

pausa: aquí recuerdo aquellos bonitos letreros de las caricaturas donde se lee la leyenda: temporada de caza abierta.

El rey chiquito (que es el mismo individuo de la mentada subespecie) ha conquistado su reino. Gobernará algunos metros cuadrados de una oficina y hará gala, como otros machos de otras especies, de su colorida inutilidad. Pero qué digo, en esta subespecie tanto machos como hembras alimentan la pendejez cósmica.

nota 1: si el lector es un burócrata que sí trabaja y hasta pretende transformar el sistema, no se de por aludido: usted pertenece a otra especie.
nota 2: si el lector se reconoce en esta ficha zootécnica, y es un rey chiquito, vaya y chingue a su madrecita y aquí no vuelva.
nota 3: bah, en lugar de estudiar la vida en las planicies de la burocracia mexicana hubiera escrito una anécdota sobre San Ignacio de Loyola. Pero ya será...
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lunes, mayo 30, 2005



De regreso de unas "vacaciones" sui generis. Los últimos días han sido de hospital, gasas, insomnios, blisters y el partner (véase esposo) en calidad de alcancía. Creo que ya se me pasó el susto --mismo que descubrí días despues de la programada operación--, y lo único que queda es cierta tensión: la cotidianidad, el monedero y el rubro laboral están diluidos. Demasiada realidad, aunque ésta sirva para sacudirnos, quitarnos polvo y rencontrar la veredita que alguna vez pretendíamos transitar. Falta ponerse en marcha, o que el entorno nos deje hacerlo, o que alguna ventisca llegue a mover todo.
El posible lector se preguntará qué tiene que ver la fresa con convalescencias y post operatorios, qué ocio gráfico provoca colgar la encarnada inflorescencia. Y nada. Y todo. En las cosas más vulgares se encuentra el sentido: así ocurrió con las "fresas gigantes de California" que compré en el súper. Tal vez su similitud con las heridas, o el rojo ambivalente, o el aroma que inundaba ese pasillo del supermercado (he creído que tienen aditivos aromáticos) me sacaron de algo parecido a una tibieza existencial.
He imaginado como laten los betabeles, he visto fenómenos de feria en los frascos de pepinillos, y he escapado de botargas inauditas por los pasillos de lácteos. El súper para mí es lo que aquel pozo para Alicia (aunque nunca he visto un conejo con guantes). Ahora también están las fresas, como trozos de carne no sanada, como la implosión de lo nunca dicho, de lo nunca escrito; escandalosamente rojas pero breves en la boca.
Es temporada de fresas. Habrá que morderlas para sentirse vivo, supongo.
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domingo, mayo 22, 2005

redes

A ratos, o por días, o por horas, o por años olvido cuál es el sentido de la necedad de atrapar todo con palabras; imagino redes marítimas, redes aéreas, mallas, tejidos, urdimbres invisibles. Y deseo atrapar. Pero sólo la imaginación es el verdadero depredador. Aquí, en lo que es real (o lo que creemos real), los depredadores son otros: ellos cazan en el sistema, en las calles, en los medios... y uno es la estúpida mueca del silencio.
A ratos, olvido, y las redes imaginaria se asemejan a las telerañas polvosas de ciertas momias que he visto con morbo, con placer, con amor patológico. Y lo que yo no atrapo, otros lo atrapan en lienzos, o imaginan atrapar.


Zdzislaw Beksinski (reverencia).


nota 1 y única: me voy unos días a la dimensión desconocida, al rato vuelvo, pongan el flotador pa que no se derrame nada...
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viernes, mayo 20, 2005

Ascuas

Llevo dos semana en las que el dicho estar en ascuas aplica de maravilla. Podría crear imágenes de las ascuas para sentirme mejor, supongo: las ascuas son el tiritar del infierno, o el deseo perdido de un témpano, o el hogar de la palabra extinta.
Bah, pinches imágenes, no sirven de consuelo, ni siquiera invitan a la sonrisa o a ese valemadrismo que a veces se convierte en el último bastión.
Estar en ascuas deteriora el espíritu, siempre es mejor convertirse en polvo después de que el incendio nos calcina u observar como nuestras falanges caen, trozo a trozo, cuando el frío total nos cobija. Nada como la certeza. Algunos no somo candidatos para este mundo de incertidumbres. Estar en ascuas es un virus que a la larga, cuando ya tenemos la certeza, nos hace dudar y si lanzamos una moneda ésta insistirá en caer una y otra vez sobre su canto.
Mejor que flote Robert Frost, amo del fuego, señor del hielo:

FUEGO Y HIELO
Robert Frost

 
Unos dicen que el mundo terminará en fuego,
Otros dicen que en hielo.
Por lo que he gustado del deseo,
Estoy con los partidarios del fuego.
Pero si tuviera que sucumbir dos veces,
Creo saber bastante acerca del odio
Como para decir que en la destrucción el hielo
También es poderoso
Y bastaría.

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miércoles, mayo 18, 2005

otros colgados

Curiosamente, en francés no hay distinción entre colgado y ahorcado: todos son les pendus. Al pronunciar estas palabras es inevitable recordar al luminoso François Villlon (s. XV) y su memorable Ballade des pendus. ¿No la conocen? Qué triste. Pero alegraos, he aquí una traducción muy decente:

Balada de los ahorcados
François Villon


Hermanos humanos que después de nosotros vivís,
No tengáis contra nosotros los corazones endurecidos,
Pues, si piedad tenéis de nosotros, pobres,
Dios tendrá antes de vosotros misericordia.
Vosotros nos veis aquí atados, cinco, seis:
En cuanto a la carne, que excesivamente hemos nutrido,
Ha tiempo que está devorada y podrida,
Y nosotros, los huesos, nos tornamos ceniza y polvo.
De nuestro mal nadie se ría:
¡Pero rogad a Dios que a todos nos quiera absolver!

Si hermanos os llamamos, no debéis
Tener desdén, por más que fuimos muertos
Por Justicia. Sin embargo, sabed
Que todos los hombres no tienen sentada la sensatez,
Perdonadnos, puesto que hemos partido
Hacia el hijo de la Virgen María,
Que su gracia no esté para nosotros agotada,
Preservándonos del infernal rayo.
Estamos muertos, que nadie nos atormente;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos quiera absolver!

La lluvia nos ha bañado y lavado,
Y el sol, desecado y ennegrecido:
Urracas y cuervos nos han socavado los ojos
Y arrancado la barba y las cejas.
Jamás, en ningún instante, estamos quietos;
Hacia aquí, hacia allá, según varía el viento,
A su antojo, sin cesar nos mueve,
Más picoteados de pájaros que dedales de coser.
No seáis, pues, de nuestra cofradía;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos quiera absolver!

Príncipe Jesús, que sobre todos tienes poder,
Cuida que el Infierno tenga señorío en nosotros:
Que no tengamos que hacer con él, ni pagarle.
Hombres, aquí no hay broma;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos quiera absolver!

***

lunes, mayo 16, 2005

Arcano XII


Tarot de Marsella


Si buscamos los orígenes iconográficos de este arcano encontraremos ciertas representaciones de tortura y suplicio medieval. Sin embargo, en las representaciones primeras de dicha carta, el rostro del colgado no muestra señales de sufrimiento alguno. Esto nos remite a algunos cuadros donde los santos, ante el suplicio, elevan la mirada a los cielos y su rostro --casi siempre iluminado-- refleja sólo la paz interior.
Para los que ven aquí un arcano aciago, basta reconocer en El Colgado la imagen de El Mundo (arcano XXI) invertida: la gran obra no está terminada, pero está en proceso de ser realidad. El Colgado es otro arcano de "parada necesaria", de meditación, de autoconocimiento; muy similar a El Ermitaño.
Es una carta de iluminación que sólo es posible con el trabajo interior. Es una analogía del "árbol invertido", icono utilizado en varias religiones y el cual arraiga sus raíces en el cielo para brindar sus frutos en la tierra: es la representación del puente entre lo espiritual y lo terreno, es el emisario de lo que creemos inaccesible.


Tarot Victoriano


Este es el arcano de la inmovilidad, del sacrificio, de los caminos arduos pero también el que nos enseña a ver desde otra perspectiva tan necesaria para saber cuándo llegará la transformación y cómo ha de ser aceptada (el arcano que le sigue es el sin nombre, el XIII).
En su lado oscuro, El Colgado nos ata a la inacción, nos enreda con apegos ociosos y con relaciones que nos aplastan. Nos llena de pensamientos fatalista o nos enseña a evadirnos de la realidad cuando ésta no es lo que esperábamos.
Cuestión de saber cuándo es prudente balancearse, y cuándo hay que desatarse y ponerse a andar.
***